No permitamos que al mirar atrás nos arrepintamos de los trenes que dejamos pasar. Quizás era demasiado arriesgado. Nadie creía en nuestras posibilidades o quizás pensamos que siempre tendríamos tiempo. Que el mañana nos esperaría en el siguiente amanecer por si, por fin, era el día en el que se nos acababan las excusas y empezábamos a avanzar en el camino trazado hasta nuestros sueños.
Hoy es el momento de fugarnos. De caer, fracasar estrepitosamente. Correr riesgos. Correr sin mirar atrás. Vivir dejándonos la piel en el asfalto. Soñar y permitirnos volar hasta alcanzar nuestros objetivos.
Este año aprendí que la fuerza más poderosa, el amor más verdadero, la única opinión que nos debería valer es la nuestra. He aprendido que una vez acabamos esta etapa lo único que permanece con nosotros para la siguiente aventura es lo que hayamos aprendido. Todo aquello que nos hayamos permitido desaprender para volver a crecer tal como nos dicta el corazón. Los recuerdos son poderosos apoyos para continuar, pero ojala siempre tengamos más proyectos que recuerdos.
Deseo que este año hagas todo por primera vez. O al menos lo vivas como tal. No hay nada como seguir sorprendiéndonos de lo maravillosa que es esta aventura cuando nos reencontremos con nosotros mismos en cada esquina. Viajar sin rumbo fijo, declararse a un desconocido, lanzarse en paracaídas o simplemente romper la barrera del miedo a abandonar el club insignia. Lo que sea. Pero sintámonos vivos. Vive y aprovecha cada instante. Levántate cada mañana con el propósito de dar lo mejor de ti, encontrar tu mejor versión. Sonríe porque con alegría es más sencillo lidiar con las penas. Y sobre todo comparte lo mejor que tengas. Compartir es vivir dos veces.
Al 2015 voy a dárselo todo. Que tengáis un excepcional año nuevo.
Con mucho amor,
Lorena Burcat.