domingo, 30 de noviembre de 2014

Alimenta el instinto.

  Alimentar el instinto para continuar en el insaciable viaje de los   sueños.










  Pocos placeres como cocinar. Saborear los instintos primarios.


Lorena Burcat


sábado, 29 de noviembre de 2014

Volver al ayer.






Volver a suspender el tiempo en el aire como en las eternas noches de verano donde nos encontrábamos entre partidas de pin pon, besos a altas horas de la madrugada y cantidades ingentes de alcohol que se suponía que nos ayudaba en nuestras horas bajas. Volver al principio de un final que nunca llego. Empezar a contar las estrellas del cielo despejado en el que mañana nos cobijaremos. Porque el tiempo pasa muy deprisa y ya ha pasado un año desde nuestra última travesura en el jardín trasero.


Nos vemos en veintidós días.

Lorena Burcat.

Ruido

Te convertiste en mi silencio lleno de ruido.


Decidimos avanzar entre los excesos. Combatiendo en un cuerpo a cuerpo con  clara desventaja. Desnudándonos al alba acabe rendida. Perdiendo mi posesión más consentida. Abandonando por el camino la poca cordura que me quedaba tras la guerra de egos que mantuvimos aquel invierno entre tu cama y mí conciencia. Cerramos la puerta a los gemidos compartidos. Estoy tratando de olvidar los orgasmos fingidos. Necesito recuperar el tiempo perdido por mis mentiras. Todo por no reconocer que para esto no servías. Por no hacer daño a tu personalidad magullada. Sin horarios he decidido reestablecer el sentido de la orientación. Recuperar el punto de locura. Recuperar  el norte.  Perderme en el sur. Aprender a perder el habla ante lo prohibido. Pero esta vez solo conmigo.

Lorena Burcat.

martes, 18 de noviembre de 2014

Winter is coming

En mi cabeza solo podía reproducir la banda sonora del día de nuestra boda. Fuera de este aislamiento celestial y de donde  yo me negaba a bajar tu empezabas a explicar el porque los casquetes polares estaban derritiéndose, porque lo nuestro no podía continuar. Pero yo seguía erre que erre deseando no tener otra primera vez jamás. Vivir en una primavera constante. Pero la felicidad es eterna y el ser humano muy caprichoso. Por eso será que somos capaces de almacenar tan bien el dolor y comprometernos con el. Nombrarlo compañero fiel de aventuras. Y entre recuerdos de carteles de advertencias omitidos el invierno va llegando. 


















Lorena Burcat.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Detalles.

En poco más de un mes estoy de vuelta a casa. Aunque por poco. Hay cosas que aún no estoy dispuesta a dejar atrás.

Aun me queda mucho por demostrar. Por sentir. Por descubrir.

Detalles que me enseñen a encontrar la verdadera importancia de relativizar los problemas. Descubrir otro mundo aprendiendo a ver con ojos de niño ilusionado.









Lorena Burcat.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Felicidad absoluta.



Hay días en los que es mejor dejar de pensar. Sabía que algún día iba a llegar. La cruda realidad no se puede omitir eternamente. Aun no se me ha ocurrido la mejor manera de dejar de pensar en ti. Así que mientras se me ocurre el como he decidido empezar a llenar mi memoria de momentos de felicidad absoluta.  













Nada más que añadir. Gracia por contribuir en mi felicidad.

Lorena Burcat.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Juguemos a ser niños


Ser de nuevo niños jugando entre las aceras perdidos en la inmensidad del tiempo.

Tiempo que no se puede comprar ni malgastar. La moneda de cambio más preciada que tenemos. El único valor que nunca podremos poseer, solo disfrutar y aprender para seguir avanzando. 

Sí somos capaces de ello un día nos sorprenderemos viviendo intensamente, destilando pasión, sorteando los problemas como si de un juego se tratara. Un juego sin retorno del que solo podemos vencer o aprender.

Y darnos cuenta que eso es lo mejor que podemos extraer de la aventura que supone vivir el camino de nuestros sueños.

Porque a veces sobran las palabras cuando los recuerdos hablan por nosotros.

Lorena Burcat.

martes, 4 de noviembre de 2014

24h en la Ciudad Condal


Barcelona es mucho más que Gaudí, la Sagrada Familia y la playa de la Barceloneta. Estar en Barcelona es como ver por primera vez. Un mundo de posibilidades al alcance de cualquier persona con alma soñadora.

Madrugar es una gran elección, merece la pena despertarse un poco antes de que pongan las calles e iría hasta las Ramblas a desayunar unos churros con chocolate, nada mejor que empezar el día endulzando el paladar.

Aprovecharía que todavía no hay casi gente por las calles para ir hasta la Catedral de Barcelona y seguir perdiéndonos entre las serpenteantes y evocadoras calles del barrio Gótico.

A medio día volvería a las Ramblas y pasearía hasta la  cafetería de Quim de la boqueria, engullid unos huevos fritos con setas, un "capipota" o un pescadito frito y entenderéis qué es el Mediterráneo. Si preferís “taperar” yo iría a Casa de Tapes Cañotes o a Euskal Etxea.

Por la tarde me adentraría en las profundidades del barrio del Raval. Visitaría el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, me sumergiría en el ambiente literario y me atrevería a dejarme embelesar por las tiendas creativas y vintage que ofrece el cosmopolita barrio de la ciudad.

Seguiría la ruta hasta la playa y dejaría que el tiempo se detuviera ante la inmensidad del mar. Simplemente reír en buena compañía hasta decidir que es hora de regresar a adentrarse en la ciudad.  Tras ello subiría hasta la carretera de Les Fonts para poder admirar la ciudad condal en todo su esplendor.

A medida que el sol diera paso a la divertida nocturnidad de la ciudad volvería hasta situarme de nuevo en las Ramblas para ir a cenar a Biocenter. La primera vez que provee la comida vegetariana en ese restaurante supe que nada volvería a ser igual. Teresa Do Carmo, una portuguesa divertida e inteligente como ella sola regenta este restaurante convertido en espectáculo. Siempre está por las noches, y si preguntáis por ella siempre está encantada de intercambiar impresiones sobre la ciudad.

Tras ello me desplazaría hasta el bar de copas “Espai Barroc”, penúltima parada del día. Un singular lugar donde el arte hace su aparición más especial para no dejar a nadie indiferente. Momentos únicos que se quedaran grabados en la retina para que el volver a la rutina sea un poco menos desalentador.

Por ultimo acabaría en el Bar Eclipse, la terraza-cocteleria del Hotel W. Un lugar único donde poder degustar la ciudad desde las alturas. Siempre he sido de las que afirman que en Barcelona la magia ocurre a partir de medianoche.

 24 horas intensas que no hacen justicia ante la belleza y la singularidad de LA ciudad. Podríamos pasar la vida entera jugando a ser turistas en Barcelona y jamás acabaríamos por condensar las conversaciones con los viejos autóctonos, contándonos sus vivencias en el cambio de la ciudad. No hay paladar que pudiese resistir tanta gastronomía que se nos ofrece. Necesitaríamos mil vidas para saciarnos de ella.

Una vez la hayáis probado no  hay quien pueda resistirse. A Roma siempre se ha de volver una segunda vez. Con ella eso es imposible, porque una vez se entra una parte de nosotros se queda eternamente iluminando sus aceras. Es las promesas y la pasión de ese primer amor de verano que todos hemos vivido. Y que nos ha marcado para siempre.

Lorena Burcat


lunes, 3 de noviembre de 2014

La vida es mucho más.


Crecemos siendo inconscientemente marcados por películas e historias con mensajes de que todo saldrá bien, de que al final de la película el héroe vence al villano y la princesa será rescatada por un apuesto príncipe. Y es cierto, todo saldrá bien. Pero no según nos enseña la sociedad.

Nada ni nadie nos asegura que acabaremos venciendo nuestros miedos para conseguir nuestros objetivos. Por mucho que deseemos algo no nos será entregado en la puerta de casa sin movernos del sofá. Hay que hacer algo más. Mucho más. Dar la milla extra. Dicen que el éxito es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Es así. Hay que trabajar duro, focalizarnos en aquello que realmente nos apasiona y no rendirnos. Persistir hasta vencer.

Solemos olvidarnos fácilmente de lo arduo que nos es conseguir nuestros objetivos. Incluso solemos olvidar nuestras victorias. Olvidar que podemos es un craso error. No es que debamos alimentarnos de los recuerdos, pero si sostener la emoción de vencer. Poder con aquello que no sabíamos ni siquiera que era un límite. Y seguramente pudimos con ello por esa sencilla razón. Nunca nos planteamos que fuera un obstáculo, simplemente fuimos a por todas sin mirar atrás. Vivimos como si el mañana no fuera una opción.

El éxito es el cumulo de muchos fracasos anteriores. Caer y levantarnos. Saber perder. Saber aprender. Nos obsesionamos con ser felices y nos acojona conseguirlo. Somos complicados hasta en lo más simple. Y el problema reside en no saber apreciar que la verdadera batalla ganada es poder sonreír cada día. Es un gesto simple. Todos los días hacemos algo, por minúsculo e insignificante que parezca, que nos ayuda a avanzar, nos hace mejores personas.  Pero en ocasiones parece que no es suficiente. Nos autoinculcamos la creencia de que para que hoy haya merecido la pena necesitamos haber marcado un touchdown en el último momento del partido que nos haga ganar la temporada. La vida es una carrera de fondo. Cada peldaño que hoy consigamos construir servirá para alcanzar aquello que realmente deseamos en un futuro.

Quizás hoy sintamos que nuestros sueños carecen de sentido. Que todo el esfuerzo nunca será recompensado. Que pesa demasiado, no vale la pena. Es cierto, mejor creamos que solo una tercera persona podrá darnos la solución a todos nuestros problemas. Que si hoy hemos fracasado mañana seguro es peor. Podemos seguir autoflagelándonos. O podemos aceptar que la vida es nuestra única oportunidad que tenemos para lograr aquello que realmente nos apasiona y nos inspira.

No todo ocurrirá según nuestros planes preestablecidos. Ahí reside la magia. Cada desafío es una nueva oportunidad de avanzar hasta vencer. Aprender de cada reto nuevo. Asumir el precio a pagar por nuestros sueños. Ser consecuentes con nuestras acciones. Porque nuestra actitud determina nuestra altitud.


La vida no es una película made in Hollywood, es algo mucho mejor.

Lorena Burcat.