lunes, 3 de noviembre de 2014

La vida es mucho más.


Crecemos siendo inconscientemente marcados por películas e historias con mensajes de que todo saldrá bien, de que al final de la película el héroe vence al villano y la princesa será rescatada por un apuesto príncipe. Y es cierto, todo saldrá bien. Pero no según nos enseña la sociedad.

Nada ni nadie nos asegura que acabaremos venciendo nuestros miedos para conseguir nuestros objetivos. Por mucho que deseemos algo no nos será entregado en la puerta de casa sin movernos del sofá. Hay que hacer algo más. Mucho más. Dar la milla extra. Dicen que el éxito es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Es así. Hay que trabajar duro, focalizarnos en aquello que realmente nos apasiona y no rendirnos. Persistir hasta vencer.

Solemos olvidarnos fácilmente de lo arduo que nos es conseguir nuestros objetivos. Incluso solemos olvidar nuestras victorias. Olvidar que podemos es un craso error. No es que debamos alimentarnos de los recuerdos, pero si sostener la emoción de vencer. Poder con aquello que no sabíamos ni siquiera que era un límite. Y seguramente pudimos con ello por esa sencilla razón. Nunca nos planteamos que fuera un obstáculo, simplemente fuimos a por todas sin mirar atrás. Vivimos como si el mañana no fuera una opción.

El éxito es el cumulo de muchos fracasos anteriores. Caer y levantarnos. Saber perder. Saber aprender. Nos obsesionamos con ser felices y nos acojona conseguirlo. Somos complicados hasta en lo más simple. Y el problema reside en no saber apreciar que la verdadera batalla ganada es poder sonreír cada día. Es un gesto simple. Todos los días hacemos algo, por minúsculo e insignificante que parezca, que nos ayuda a avanzar, nos hace mejores personas.  Pero en ocasiones parece que no es suficiente. Nos autoinculcamos la creencia de que para que hoy haya merecido la pena necesitamos haber marcado un touchdown en el último momento del partido que nos haga ganar la temporada. La vida es una carrera de fondo. Cada peldaño que hoy consigamos construir servirá para alcanzar aquello que realmente deseamos en un futuro.

Quizás hoy sintamos que nuestros sueños carecen de sentido. Que todo el esfuerzo nunca será recompensado. Que pesa demasiado, no vale la pena. Es cierto, mejor creamos que solo una tercera persona podrá darnos la solución a todos nuestros problemas. Que si hoy hemos fracasado mañana seguro es peor. Podemos seguir autoflagelándonos. O podemos aceptar que la vida es nuestra única oportunidad que tenemos para lograr aquello que realmente nos apasiona y nos inspira.

No todo ocurrirá según nuestros planes preestablecidos. Ahí reside la magia. Cada desafío es una nueva oportunidad de avanzar hasta vencer. Aprender de cada reto nuevo. Asumir el precio a pagar por nuestros sueños. Ser consecuentes con nuestras acciones. Porque nuestra actitud determina nuestra altitud.


La vida no es una película made in Hollywood, es algo mucho mejor.

Lorena Burcat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario