jueves, 5 de junio de 2014

Ayuda.


Duele ver como alguien tan valiosos se autodestruye. Como vivimos obcecados sin querer ver la realidad. Sin querer constatar que podemos. Que ante las adversidades se puede luchar. Vencer.

Siempre había visto a Daniel jugando a ser un caballero medieval. Un apuesto galán que había de salvar a la dama en apuros. Luchar contra dragones y gigantes. Cruzar océanos. Escalar montañas afiladas. Agunatar la respiración en el filo del abismo, porque un simple mal gesto, pisar en falso podía suponer el fin de aquella aventura rocambolesca.

Pasaba horas imaginando mil maneras de rescatar a los necesitados. De devolver lo suyo al pueblo. Era zorro viejo, astuto. Ingenioso y carismático. Todo eso con tan solo ocho años. Su mejor aliada era una espada de cartón. Con ella conseguía subyugar a cualquier malvado.

El niño creció. La inocencia se desvaneció y la vida empezó a tomar otro sentido. Siempre tenemos que tomar decisiones. Elegir entre distintos caminos de dudoso final. El miedo nos acecha. Las dudas son nuestras fieles compañeras. Y es en momentos como estos en el que nos hemos de dejar llevar y guiarnos por nuestra intuición.

La sociedad afecta en gran parte a las decisiones que tomamos. Pero la responsabilidad es absolutamente nuestra. Culpar a ajenos por errores propios no ayuda a solventar situaciones ni reparar conciencias agrietadas.

Por suerte, siempre existe una mano amiga. Alguien que nos hace de Pepito grillo. Alguien que se preocupa y se desvive porque encontremos nuestros propios sueños, porque nos ilusionemos. Alguien que desea con todas sus fuerzas que algún día encontremos nuestro propio camino a recorrer. Y que , aunque sepamos de antemano que las dificultades llegaran, aceptemos y hagamos nuestros cada paso dado. Determinación, coraje y corazón. Esos son los fieles compañeros que deberían estar con nosotros elijamos lo que elijamos.

Porque aunque tengamos gente que nos quiera ayudar. Si nosotros no estamos dispuestos a ayudarnos, nada de lo anterior puede ocurrir.

La energía se empieza a agotar, la fuerza flaquea. Duele ver a quien quieres no quererse. Pero a pesar de todo, aquí estoy. No se si es lo correcto, o lo efectivo. Pero es lo que siento. Por eso si decides despertar y empezar a luchar,  grita. Estaré siempre a tu lado ayudándote a encontrar los sueños olvidados.

Lorena Burcat.

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