miércoles, 11 de junio de 2014

TOMAS FALSAS.


Desbordantes situaciones hacen que conclusiones tangibles se conviertan en indescifrables.

A María le gusta complicarse la vida. Necesita que el estrés se adueñe de sus entrañas tanto como necesita el aire para respirar. Es sencillo. El amor llega en el momento menos esperado. Sin previo aviso. Sin pedir permiso.

No hay segundas oportunidades para improvisar.

Cree encarecidamente que llorar hasta desgastarse resuelve los acertijos del corazón. Hay situaciones de las que solo sabremos el resultado una vez nos hayamos atrevido a vivirlas.

Hemos crecido esperando historias dignas de estar narradas por Woody Allen. Paisajes de otro mundo. Situaciones delirantes que se convierten en aventuras entrañables. Hombres estrambóticos que dan sentido al dicho que el amor es ciego. Pero desengañemos. Los amores de película solo duran dos horas y la controversia suele llegar después del “The End.”

De lo único que me quedaría de las películas es con las tomas falsas. Porque creo encarecidamente que todo aquello que se esconde detrás de la escena definitiva es lo que vale. Lo que pesa. Lo que cuenta. Las risas por lo absurdo de la situación. Los llantos por emociones que queremos que nos confundan por no aceptar la realidad. Lo siento cariño, nos estamos enamorando. Los bailes en la cocina emulando estar en el Studio 54 de New York intentando conquistar con nuestros contoneos a capitanes de cricket.

La vida son los matices que conforman la realidad desde nuestro punto de vista. Cualquier historia la podemos derruir y reconstruir. Debemos narrar cada final sabiendo que estamos constituyendo el principio de una nueva era. Determinar aquello que queremos. Poner voz a nuestros pensamientos. Acción a nuestros sentimientos.


Lorena Burcat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario