martes, 18 de marzo de 2014

Compartir es vivir dos veces.




Fotografía: Jordi Palacios


Y me apasiona levantarme a media noche. Ir de puntillas hasta la cocina y deleitarme viéndote trabajar. Técnica, precisión y pasión. Así es como te veo. Seleccionas una a una. Con delicadeza, con destreza. Son piezas de arte que capturaron tu alma y que resplandecerán ante el mundo.

 El tiempo se suspende al observar las líneas rectas de la lámpara retenerse justo ante ti y alumbrar tus ideas con calidez. Estas en paz. Consigues tornar los momentos en oportunidades. Oportunidades de escapar a un mundo paralelo. Y es cierto, podemos, solo hace falta dejarse llevar.

Y entonces me atrapas. Me encuentras recorriendo tu ritual de trabajo. Y aunque te molesta que alguien te descubra, te haga sentir débil, en el fondo te fascina que te haya calado. Que sepa que cada gota de sudor está bien justificada. Que solo necesitas darle al play y seguir exponiendo tu arte.

 Me miras aun sentado. Y aunque exhausto, no quieres ir a descansar. Bukowski tenía mucha razón al afirmar que lo importante es encontrar algo  que ames y dejar que te mate.


Y he de confesar que me matarás si no te levantas de la silla y me persigues por toda la casa hasta atraparme. Hasta derretirme entre besos, entre suplicas. Porque
no hay nada como ser feliz y compartirlo. Porque compartir, es vivir dos veces.

Lorena Burcat.

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