Y sabes a miel y a limón. A seguridad. A sinceridad desmedida. A sonrisa etéreas que me suban a las nubes.
Y hueles a melancolía y a esperanza. A un futuro por separado con besos en común. A primavera enlatada en medio de una tormenta de nieve. A Barcelona en otoño. A verano en mi cintura.
Y tocas y me pierdo. Entre dos mundos, entre tu pelo. Y tocas y me encuentro. En tu mirada, en tus hoyuelos. Enredarnos por activa. Y matarnos a pasivas.
Y te escucho a gritos silenciados por estos malditos 15 metros de distancia. Y me escuchas y te ríes porque me he vuelto una torpe enamorada.
Y verte y beberte las dudas, los yo nunca, los mejor mañana. Mirarte y probarte sin dejar de sospechar que esto puede acabar muy mal.
Y olvidarme del sexto sentido que las premoniciones ya se agolparan advirtiéndonos del peligro inminente. Y olvidarnos de la coherencia. De la necesidad de prevenir antes que curar. Que es mejor pedir perdón que pedir permiso.
Lorena Burcat.
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