Y saber que estamos observando la
misma luna hace que la distancia se reduzca. Duela menos. Sangre en silencio.
Porque hacer las maletas siempre
es agradable. Nuevos aires, nuevas caras, nuevas historias. Ilusiones envasadas
al vacío. Sonrisas que despiertan las ganas de comerte el mundo. Sueños sin
estrenar dispuestos a echar a volar.
Y sabes que al hogar siempre podrás
volver. Que reconocer que nos extrañamos no nos hace más débiles. Saber que puedo contar contigo contribuye a
seguir caminando. Aun con lágrimas humedeciendo las pupilas. Pues los recuerdos son
los mejores acompañantes en la vida.
Pero hemos de vigilar. Que las historias
pasadas sirvan para aprender, para valorar quien eres. Quien vas a llegar a
ser. Pero que nunca obstaculicen. Que dejen entrar los rayos de sol. Que
caliente el corazón. Porque si crecer es aprender a despedirse, nunca deberíamos
despedirnos de nosotros mismos.
Que huir no es una opción. Que no podemos
liberarnos de nuestra sombra. Así que es mejor aprender a crear un hogar en
nuestro interior. Pues estemos donde estemos sentiremos el amor incondicional
de los de casa.
Lorena Burcat.
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