viernes, 29 de agosto de 2014

Los objetivos del juego.


Repetimos patrones como única salida que conocemos a hábitos deplorables. Sentimos la necesidad de enfrentarnos a nosotros mismos sin habernos planteado dos veces cual es la escalera de emergencia más cercana.

Nos creemos invencibles. Repetimos tantas veces nuestras justificaciones que acompañan nuestro papel estrella de victima que llega un punto que somos incapaces de diferenciar la realidad de lo que nuestra mente crea para autocompadecernos.

Recreamos mentiras hasta convertirlas en verdades solo por el simple hecho de no ser capaces de volver a la casilla de salida del tablero. Creemos que lanzando al aire los dados a diestro y siniestro acabará saliendo el cinco necesario para escapar de aquí.

Vivimos un juego a contracorriente batallando contra los otros. Poniendo zancadillas intentando que otros no logre sus objetivos. Creyendo que por el acto de haberse quedado sin turno eso será suficiente como para empañar su carrera.


Pero luchando contra otros hacia la meta no olvidamos de la regla más importante de la vida. Esta carrera a contrarreloj solo nos la jugamos con nosotros mismos. Porque al final nuestro resultado será el reflejo de nuestra lucha hacia nuestros sueños.

Lorena Burcat. 

jueves, 28 de agosto de 2014

Segunda temporada


Las etapas están  para quemarlas, para disfrutarlas y saborearlas. Aprovechar cada instante. Aprender de los errores. Cambiar de rumbo si en algún momento vemos que nos hemos  equivocado de ruta.

La vida es como una serie. Temporada tras temporada van apareciendo y despidiéndose personajes principales y secundarios. El atrezzo cambia. Los escenarios varían. E incluso algunos figurantes acaban por hacer que cobre sentido la trama. Decepciones y alegrías repartidas para hacer de cada etapa un gran espectáculo.

Un espectáculo que iremos reescribiendo con el paso del tiempo para que la acción vaya creando la tensión necesaria para que el público se enganche a esta historia sin precedentes.

El domingo empieza esta nueva temporada de Bradninch Girls. La segunda.

Nadie dijo que encontrar el amor fuera fácil, pero hallar a un compañero de aventuras sin atadura alguna más allá de esta noche es mucho más difícil.

Pero para eso estamos. Para vivir cada paso. Caer y levantarnos. Emocionarnos y enfurecernos. Vivimos intensamente para descubrir que ocurrirá mañana. Vivimos apasionadamente para que no nos podamos arrepentir si el mañana nunca llega.

Por todo esto y por lo que queda. Porque aún hay mucho por contar. Dejémonos llevar y descubramos juntos la nueva temporada llena de trepidantes aventuras.


Porque la meta, como siempre, será ser felices.

Lorena Burcat.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Melomanía (parte2)


Continuamos nuestra infinita lista de la banda sonora de historias en la carretera.

6.       Boca en la tierra- Vetusta Morla

Alexa dice que sabrá que está realmente enamorado el día que se emocione escuchando esta canción. Es un tanto rebuscada su teoría, pero así es ella.
Digo rebuscada por ser suave. Es aguda y dolorosa.

“Y nos echamos tanto de menos que nos da por despegar en avenidas de pegamento, clavados por las rodillas.”

Es una canción ambigua. Según la revista Rolling Stone es una oda al egocentrismo al que hemos llegado como humanidad. Creernos a ser dioses. Permitirnos luchar en guerras perdiendo a nuestros hermanos. Pero el contrapunto está en la fragilidad de nuestros sentimientos. En el hecho de  querer progresar por nuestros derechos.
Supongo que yo me quedo con la versión de que toda historia tiene dos caras y no por intentar abarcarlo todo y perder quiere decir que no hayamos hecho nada bien. Que a veces no hallamos más opción que sobrevolar gracias a la química o a los químicos para poder seguir avanzando y crear otra nueva realidad a medias.

Pero sobretodo me quedo con los gritos infinitos y nuestra pasión desmedida cantando a Vetusta Morla mientras los ingleses nos miran estupefactos reafirmando su pensamiento de que muy normales no somos. Y no se equivocan.


7.       R u mine- Arctic Monkeys

Aquella fue una noche de las que jamás me podré olvidar. Por inusual, rara e inigualable.

Cuando recibimos la invitación a la fiesta del cricket club jamás nos pudimos imaginar acabar en casa del vecino jugando a las cartas a las tres de la mañana mientras Angel acababa con las cantidades industriales de alcohol que tenían en la bodega.

Pero el momentazo de la noche fue el baile. Y aquella despedida ambigua, porque no decirlo.

De repente James se le ocurre la brillante idea de preguntarnos qué canción queríamos y Violet dice que hay que animarnos que Arctic Monkeys es la mejor opción.

Entonces hizo su aparición estelar Brandon. Y a partir de ahí dejad volar la imaginación.

Solo confesaré que sobraba. Acabe sentada en una esquina del sofá mientras ambos se dejaban llevar bailando como si fuera la última noche y estuviéramos a punto de desaparecer al borde de un acantilado. Era un espectáculo de complicidad que me maravilló poder presenciar. A pesar de que la casa estaba repleta de gente estábamos solo los tres en aquel inmenso salón pero la sensación es que por momentos aquel espacio era más pequeño.

La canción se acabó y como si del cuento de cenicienta habláramos las campanadas de medianoche sonaron. Fue bonito mientras duró, o al menos eso dice mi memoria. Deberíamos haber preguntado a los protagonistas, quizás las sensaciones cambiarían.

Espero que a estas alturas y después de confesar tantas cosas mi niña no me mate. Digamos que tengo su autorización no explicita para narrar nuestras vidas entre líneas.


8.       Do or die- Thirty Secons of Mars


Andy me los enseñó al principio de nuestra aventura en conjunto y desde entonces nuestros chicos favoritos nos acompañan en cada viaje.
Son tres hombres de bandera, con historias a cada cual más increíble. Pero Andy y yo nos quedamos con los hermanos. Uno para cada una, sin discusión alguna. Quien pillara a Shannon…

Volviendo a su música son volcánicos y atacan directamente a las emociones y a la vida. Suerte, destino y fe. Nos dan lecciones de vida. Son personas que han luchado hasta vencer, nunca hasta darse por vencidos.
Junto a “City of Angeles” encabezan mi lista de motivación cuando vienen días duros. Lo mejor, el sequito de ¿fans? Me cuesta llamarlos/nos así. Más que nada porque el trato que ellos tienen con el público es cercano y cariñoso. Jamás se han olvidado de donde vienen y creo que esa es la base que constituye su éxito.

Los testimonios reales de sus videoclips emocionan. Por veraces y por propulsarnos hacia nuestros sueños han conseguido ser unos abanderados de nuestra causa.



9.       Callado- Pablo López

La canción cuenta que siempre hay un momento en nuestra vida que nos quedamos sin palabras.

No fue exactamente esa la reacción de Andy aquél 16 de mayo cuando “él” desayunó con nosotras para celebrar el cumpleaños de mi pollito.

Es uno de los responsables de que hayamos acabado afirmando que como los hombres españoles pocos.

El culpable de que Andy se plantee ir a Málaga, Madrid o Barcelona en su búsqueda y conquista. Good lucke love!

Un amor de hombre que haría las delicias de cualquiera confesando que aunque vive de las palabras somos las artífices de que se haya quedado callado.



10.       Adicto- Capman

Nuestra debilidad. Poco más hay que contar. A mi nacho me fascina, a ella Mario la activa.
Conocí a esta banda diferente de música sorprendente ya hace varios años. Sin duda son uno de mis top five en bandas para inspirar la vida.
Esos movimientos seductores. Esas miradas arrebatadoras. Ese pelo que enloquece y esas fauces hambrientas con las que te dan ganas de devorarlos.
Hubo un día que nos pasamos viendo más de tres horas seguidas en modo reproducción continua la presentación en directo de “Adicto” obnubiladas por sus movimientos.
Pero dejando sus imponentes constituciones como músicos son brutales. Son capaces de mezclar estilos con una delicadeza y un buen gusto abrumante.



Después de todo, la música siempre es una gran acompañante. Aunque a estas alturas Andy me reclama que esta lista no acaba aquí. Así que toca complacerla. En algún momento continuaré con la parte tres.

Hasta entonces dejaros llevar. La vida realmente cobra sentido cuando nos permitimos aventurarnos a recorrer la carretera en buena compañía.

Lorena Burcat.





martes, 26 de agosto de 2014

Melomanía (parte1)


La música amansa a las fieras y libera la creatividad. 

Soy una aficionada a poner banda sonora a cada aventura a la que me enfrento. Pero no soy ninguna gran entendida. Hasta hace un año mis gustos musicales desfilaban entre los 40 principales y los viejos vinilos de Jazz. Hoy en día aún sigo enganchada a Aretha Franklin, Louis Armstrong, Andrea Motis, Zaz , Billie Holiday, Miles Davis y un largo etcétera de intérpretes, más o menos conocidos, que hacen las delicias de mis oídos.

Hace unos meses conocí a una melómana empedernida. No he conocido nunca a alguien tan apasionado por la música. Los vinilos y los libros constituirían el grosor de su casa. Y creo que eso lo dice, prácticamente, todo de una persona.

Parte de culpa la tiene ella sin duda. Responsable del nuevo mundo que conozco de letras brillantes y cantantes fascinantes.

Vivimos en mitad de la nada y eso significa que para llegar a la civilización el transporte público se ha convertido en nuestro gran aliado, y con él la música. Nos permite que el transcurso se diluya entre acordes y susurros.

Esto es un pequeño homenaje a ti y a tu buen gusto. Deberías estar orgullosa, otra cosa no sé, pero buen gusto musical te sobra.

Primera parte de la banda sonora de nuestras historias de carretera.


1.       Promises- Incubus

Supongo que lo mejor que puedo hacer es empezar por el principio. 13 de enero. Es gracioso observar la capacidad que tenemos de asignar canciones a desconocidos que nos evocan momentos que nos gustarían vivir. Porque sin creer en el romanticismo una de las mejores declaraciones de intenciones seria “Baby could I be the rabbit in your hat?” Sencillo y eficaz. Poco más tendrían que decir.

Hay canciones que nos permiten transportarnos a lugares idílicos o convertir estaciones insulsas en parajes propios de la última aparición del atractivo Mr. S.

El problema de asociar canciones con personas es que son intransferibles. No puedes irlas pasando de desconocido en desconocido. Así que por mucho que el susodicho no vuelva a dar señales de vida siempre que suene te acordaras de aquel individuo que te dejo una mañana sin palabras con tan solo pestañear.



2.       Love hurts- Incubus

Con el videoclip de esta canción tuve alucinaciones. La ficción se fundía con la realidad interfiriendo en mi coherencia y en mi capacidad de decidir. Hay cabrones atractivos que al conocerlos son pura dulzura y eso los hace más tentadores. Los denominados chicos malos “nivel Bradninch”. Una femme fatal me dijo una vez que eso era porque nunca había encontrado a un tipo malo de los de verdad. No se equivocaba. Y creo que en el fondo lo agradezco. Seguro que me acababa enamorando y jodida esperando que sucediera como en las novelas pseudo-eróticas. ¡Cuánto daño ha hecho el Sr. Grey!

Pero dejando al margen las anécdotas que hacen tangible la música es cierto que el amor duele, pero que es un dolor agradable que es necesario vivir para llevarnos la recompensa de comprender el verdadero poder del amor.



3.       Kiss me- Ed Sheeran

A mi pollito le fascina a niveles insospechables esta canción. Dice que junto a Promises de Incubus sería la canción perfecta para declarase. Luego intenta convencerme que  los sentimentalismos baratos no van con ella. Ya, claro.

Solía decir que el hombre de su vida aparecería por la puerta en cualquier momento mientras sonara esta canción. Que eso era así. Cuestión de intuición supongo. Y ocurrió. No que encontrara al amor de su vida. No creo que eso exista. Pero si que apareció casualmente, o no, el chico que le gust(ab)a. Y, ¿sabéis que hizo? Nada. Omitió ese hecho como si fuera un detalle más sin importancia. No será porque no lo repetía hasta la extenuidad, pero…

Debería haber actuado, o quizás no. Sea como sea siempre nos quedará la duda de que hubiera pasado de haberse atrevido a seguir su corazonada.

Pensad muy bien lo que deseáis, algún día se podría cumplir.



4.       Thinking out loud- Ed Sheeran

Una declaración de amor como pocas. La letra de esta preciosidad habla por sí sola.

Alice dice que la digna sucesora de Kiss me es Thinking out loud. Es como si entre su discografía se pudiera ir narrando un precioso idilio desde el principio. A medida que va avanzando y la intensidad va en aumento los acordes se dan paso a declaraciones más profundas y mensajes de futuro que prometen.

Sumamos tres a la lista de declaración de intenciones románticas. Promises, Kiss me y Thinking out loud.




5.       Can’t hold us- Macklemore y Ryan Lewis

No me pidáis que me quede quieta con esta canción porque es imposible. FASCINANTE. A lo grande.
Estos tíos transmiten un buen rollo que es impresionante. Además la canción es un canto a las discográficas. Una manera perfecta de decirles que las cosas han cambiado. Que los nuevos tiempos han llegado. Pero para mí también es una filosofía de vida aplicable a cualquier persona

Nos explican que nos tenemos a nosotros mismos para lograrlo. Y con eso es suficiente para conseguir nuestros sueños. Que nada nos puede derribar. Que podemos rozar el cielo con nuestras manos. Todo es cuestión de desearlo e ir a por ello.

“Can we go back, this is the moment. Tonight is the night, we’ll fight. So we put our hands up like  the ceiling can’t hold us.”

Además a mi niña le encanta Ryan Lewis, y porque no decirlo, él en si es un puntazo.     

   


Podría continuar y seguiría durante horas y horas. Así que creo que habrá que hacer un segundo, e incluso un tercer post.  Mañana continuamos con más. Hasta entonces seguid dejándoos llevar por el sonido inconfundible de la vida.

Lorena Burcat.


lunes, 25 de agosto de 2014

Somos (parte1)


Somos de teorías imposible. De salidas impredecibles. De planes absurdamente descabellados. Y sobre todo de resultados improbables.

Somos de las que vamos a cazar y acabamos cazadas por el amigo de nuestra presa.

Somos de las que iríamos a conquistar el mundo con nuestro superplan y acabaríamos perdiéndonos en la segunda salida de la rotonda a la derecha. Y eso que de orientación vamos muy bien servidas

Somos de armar estrategias dignas de ganar la segunda guerra mundial y evaporarnos ante el primer oponente atractivo.

Somos de las que nuestra locura nos abandera.

Somos de las que preferimos a los personajes que nuestra imaginación crea que a los hombres con los que frecuentamos en la realidad.

Somos de las que nos enamoramos de desconocidos bordes en estaciones poco románticas y recordamos su fecha de desaparición como si fuera nuestro aniversario.

Somos de las que usamos la “infalible” táctica de mirar fijamente desde el fondo del local a nuestro objetivo como estrategia para ligar.

Somos tan bobas e ingenuas que creemos que los tíos son un amor y son monísimos y acaban por decepcionarnos. Sin duda la malicia brilla por su ausencia en nuestro ADN.

Somos de las que por mucho que renegamos acabaremos con el tío que menos encaje en nuestra lista de ideales.

Somos un tanto extrañas, aparentemente, pero todo forma parte de un plan bien armado para jamás abandonar nuestro amado club de  unicornios.

Pero sobretodo somos de las que un día todas nuestras exageradas y descabelladas ideas acabarán volviéndose realidad y entonces no sabremos ni cómo reaccionar. Porque dista mucho imaginar que vivir la realidad. Pero estoy convencida que cuando ese momento llegue la realidad superara, sin duda, la ficción.

Lorena Burcat.



viernes, 22 de agosto de 2014

Y tú, ¿Quién eres?


Siempre he estado en búsqueda de la respuesta adecuada para esta pregunta. Saber que soy. No como me llamo, ni de dónde vengo ni hacia donde me dirijo. Aunque a la larga he acabado aprendiendo que esas preguntas también forman parte del total de la respuesta.

Hace 159 días empezó esta aventura. Cree este blog buscando una manera de poder encontrarme a mí misma. De plasmar mis vivencias. Mis miedos. Mis retos. Mis victorias. Puesto que me di cuenta que somos, por lo general, de dar por hecho que siempre recordaremos los detalles que conforman nuestra personalidad. Dicen que nos podríamos definir por las cosas que amamos y odiamos. Por lo que nos apasiona y lo que nos aborrece.

1. Soy mi familia.













El templo. El punto de reencuentro, de retorno. Padres que te enseñan  que creer es crear. Que todo lo podemos lograr si es lo que realmente deseamos. Hermanos que te ayudan a avanzar. A entender el real significado de compartir. Con quien aprendes que si solo podemos llegar lejos, acompañados podemos aprender por el camino. Primas que te ayudan en la búsqueda del verdadero significado de amor. Las primeras con las que aprendes que la diversión solo depende de la imaginación. Personas entrañables e inestimables compañeras de viaje. Donde sé que nada malo me puede pasar. Dónde sé que puedo volver a empezar. Dónde entender el valor de que creer es crear. El hogar donde aprendí el verdadero significado de amistad.


2. Soy mis amigos.










La familia elegida. Son un pilar fundamental de mi vida que constituyen parte de mis alegrías, mis victorias, mis miedos y mis deseos más ocultos. Partes fundamentales que aun separadas en la distancia son espectaculares.
 Personas con las que encontrarnos en algún punto remoto del mapa como modo de vida. Personas espectaculares llenas de vida y pasión. Personas comprometidas y entregadas con nosotras, luchadoras. Personas paradas y escépticas que me enseñan que el verdadero valor reside en encontrar el punto medio, eso y el significado real de “fangirlear” Personas dulces e inocentes que te hacen creer en la verdadera pureza. Personas alocadas y divertidas con las que soy capaz de reconstruir el imperio Romano. Personas con las que el tiempo no cuenta perdidas en terrazas de ensueño recorriendo nuestra querida Barcelona.

Algunos acaban de llegar, otros ya no están. Pero sea en el punto que sea sí aparecieron fue para darme una valiosa lección, y eso es con lo que me quedo. Son una parte indispensable de mis proyectos.


3. Soy mis proyectos.


Cada desafío al que me enfrento. Cada reto. Cada deseo o cada anhelo de mejorar, de retarme a mí misma y vencer. Cada punto en mi recorrido que me ayuda a avanzar y a comprometerme en un mañana. Aquellos que me permiten entender el valor de fracasar.


4. Soy mis fracasos.

Porque estos también cuentan en quienes somos. Películas que no salen, guiones que no sirven, personas que nos comen. Todas estas cosas configuran una parte importantísima de nuestra persona. Un fracaso es un nuevo desafío a mejorar nuestra formula. Una oportunidad más de volver a empezar. De aprender que no hemos de rendirnos, solamente reinventarnos. Aquellos que nos permiten seguir viajando.


5. Soy mis viajes.






Lugares que marcan un punto de inflexión en mí. Sitios donde perderme para volverme a encontrar. Calles de París donde se quedó mi niña interior intentando encontrarse entre tantas luces. Monumentos que hablan por sí solos. Rincones de Brujas que me devuelven a mundos paralelos. Bogotá, donde aprender el verdadero sentido de la supervivencia. Londres, la américa europea donde los sueños se pueden lograr. Barcelona me evoca a casa, a felicidad. Y contra eso nadie puede ganar. Parajes que me permiten seguir soñando.


6. Soy mis sueños.






Cada deseo hace que de un paso más. Dejarme llevar. Creatividad desbordante. Saber que puedo contar conmigo misma para conseguir todo aquello que me proponga. Que el único limite es nuestra mente. Que el reto consiste en plantarle cara a nuestros miedos. Que si queremos, podemos. Los sueños son los que construyen nuestros sueños.

7. Soy mi futuro.


Todo lo que está por llegar. Lo que vendrá. Lo que ya está ocurriendo. Cada amanecer significa una nueva oportunidad para mejorar. Para continuar escribiendo nuestra propia historia. Es imprescindible saber cuál es nuestra meta para poder llegar. Peor que los obstáculos del camino no nos hagan dudar. Podemos conseguir todo aquello que deseemos porque tenemos la libertad de imaginar. El poder de arriesgar y cumplir con nuestras expectativas.


8. Soy mis expectativas.









Una casa enorme de techos intocables. Un velero recorriendo el mediterráneo. Sobremesas eternas. Bailes con desconocidos que nos transporten a mundos paralelos. Vivir entre París, Inglaterra y Barcelona. La ruta 66 en Cadillac descapotable. Descubrir mi inspiración en manos de lo desconocido.

9. Soy todo lo desconocido que me inspira.



Aquel señor mayor que me explico que para él la felicidad era seguir viviendo. Aquel atractivo desconocido al que jamás me atreví a preguntarle el nombre y que ahora he de inventarme su identidad para poder continuar. Lugares etéreos que nos permiten seguir soñando. . La niña que me hizo entender el verdadero significado de ser única.

10. Soy.


Mi pasado que me ayudó a continuar, el presente que estoy viviendo y el futuro que me voy a encargar cuidadosamente de construir. El conjunto inexacto de todo lo que me hace feliz. La búsqueda del significado real de SER. La lucha por descubrir mi cometido. Perseverancia, entrega, pasión y dulzura. Carácter y fuerza. Leal, desordenada y demasiado dura conmigo misma.

Poco a poco seré capaz de cubrir por completo quién soy. Nos vemos la semana que viene con más. Hasta entonces seguid buscando quienes sois o quienes queréis ser. La respuesta solo la tenemos nosotros mismos. Sed felices.

Lorena Burriel Catalán.

jueves, 21 de agosto de 2014

Pequeñas dosis.


Somos animales de costumbres. Hay detalles que repetimos hasta la extenuidad sin darnos cuenta. Hábitos que nos hacen únicos. Reflejos diarios que marcan la diferencia entre unos y otros.

Soy de las que piensan que al final el resto del mundo nos recordará por nuestras manías.

Quizás no me acuerde del día en que dejo de ser solo un familiar más y pasé a considerarla mi hermana. No sabría deciros que helado es su favorito ni cuál es su número de la suerte. Aunque no sé yo si es mucho de creer en la suerte y el azar. Pero jamás olvidaré que come todo a pares. De dos en dos. Y no intentes probarla, es algo invariable en su rutina. Dicen que su hermano es igual. Cosa de hermanos, supongo. De los de verdad.

Tengo una amiga que es la mujer más escéptica a la que me he enfrentado en mi vida. Dura. Pero con un gran corazón. Siempre le digo que es una femme fatal con alma enamorada. Nunca acabo de saber qué es lo que piensa. Y seguramente con el paso del tiempo se me acaben olvidando detalles de su trepidante historia. Pero hay algo que siempre prevalecerá. Su amor incondicional por el chocolate. No podré olvidar su  manía de untar las galletas Príncipe con Nutella. Eso es así.

Mi niño pequeño siempre es un misterio. Frío y tierno. Una imagen de tipo duro aunque sé que en el fondo extraña a la ñoña de su hermana. La distancia nos separa pero no olvido que o el agua se bebe fría o no sabe a agua. Que la horchata sabe mejor directamente de la botella y que su deporte favorito es desquiciar a mama jugando a ser Maradona con el balón en el salón.

Seguramente con el paso del tiempo acabe olvidándome de si soy más de atardeceres o de amaneceres. De la fecha exacta del día en que empecé a amar escribir. Del día en que aprendí que viajar y descubrir nuevos mundos en miradas ajenas es mi mayor desafío. Pero sé que pase lo que pase no olvidaré que la tortilla de patatas me ayuda a sentirme como en casa. Que no hay mejor helado que el clásico sentado frente al mar poniéndome al día con mis hermanas de corazón y que el único alcohol que tomo es el Brandy que mama le echa al tiramisú.

 Detalles sin aparentemente importancia que, para mi, lo dicen todo.


Porque en la vida lo que marca la diferencia entre lo bueno y lo superior, lo que consigue que jamás muramos, porque siempre nos recordarán por ello, aquello que nos hace crecer y avanzar son las pequeñas dosis con las que saboreamos nuestra realidad.

Lorena Burcat.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Mundos por descubrir.


Mama siempre contaba que quien lee descubre mil mundos en solo una lineas. Que no existen fronteras, ni barreras infranqueables. Que leer es saber. Y quien sabe tiene el poder de decidir hacia donde se quiere dirigir.

Crecí entre mundos de fantasía nocturna leyendo las trepidantes aventuras de Tintin y Asterix y Obelix bajo las mantas. Iluminando las guerras de Galos contra Romanos con una linterna un tanto pobre de luz pero que permitía iluminar mi espíritu lo justo y necesario para combatir por el bien a su lado.

Un día descubrí lo interesante que era poder recrear mundos imaginarios en un trozo de papel. Lienzos en blanco para la diversión y la expermimentación. Nadie podía cortarme las alas a pintar las mayores batallas por la igualdad. 

Hace un puñado de meses, sin saber como ni porque, decidí que en el mundo "real" existen mil y una aventuras que disfrutar. Entendí que la libertad esta en poder escoger el siguiente destino a conquistar.

Hace año y medio acepté el reto de  desplegar las alas y empezar a volar. Nadie dijo que los principios fueran fáciles, pero peor hubiera sido no arriesgar. Quedarme conforme con la vida plana y monótona que se percibía al final del camino. 

Cada mañana es un nuevo desafío. Un reto perpetuo al que me fascina enfrentarme. Porque cunado cedemos parte de control a lo desconocido es cuando empezamos a conocernos a nosotros mismos.

Se que cuando sea mayor les contaré a mis nietos, si es que eso llega a acontecer, que la mayor historia que les puedo ilustrar se consigue con un billete de tren o de avión en  mano y un mapa en la otra. Que una sonrisa es la clave para abrir la puerta a cualquier nueva cultura. Y que si hay una aventura que valdrá la pena relatar en el futuro es nuestro transcurso en descubrir en que lugar acabamos encontrando el verdadero significado del hogar.

Lorena Burcat.

martes, 19 de agosto de 2014

WE LOVE JENN


Las cosas de palacio van despacio. O eso decía mi abuela. Por, eso y a pesar del retraso aquí tienes tu regalo. Sabes que somos mujeres con una vida muy ajetreada y no hemos podido llegar a tiempo, you know what we mean.

Sabemos que la distancia no se supera por mucho posts ni mensajes que nos enviemos. Pero esperamos que ayude un poco más a pasar el trago hasta volvernos a reunir en cualquier ciudad encantada.

Eres una mujer genuina. Divertida y alocada. Si pensamos en ti nos viene a la cabeza la adorable y aprensiva nerd parada a la que el capitán del equipo de futbol americano le acaba golpeando en la cabeza con el balón justo cuando ella iba distraída leyendo Orgullo y prejuicio. Fruto de ese encuentro se despierta un amor puro y verdadero capaz de superar cualquier obstáculo social al más puro estilo de Romeo y Julieta.

Quizás eso último sea un poco más improbable. Pero estamos convencidas que tu paradez algún día servirá para conquistar a tu Superman particular. Porque hay cosas en la vida que aunque no las buscamos acaban apareciendo.

Esperamos que disfrutes de esta nueva etapa. Que te emociones, te ilusiones y te apasiones con cada pequeño detalle que vivas. Porque el verdadero significado de la vida es reconocer la belleza etérea y aprender a capturarla para que en momentos de dificultad nos ayude a continuar

Desde la Inglaterra profunda, o más viene desde middle of nowhere, deseamos que seas muy feliz. Nos vemos pronto. Ojala para la próxima aventura en conjunto nos sorprendas con tu abandono del club. Sabemos que lo aprecias mucho y que quieres quedarte como la guardiana eterna. Pero creemos que ese no es el papel que te corresponde en esta obra, lo sentimos. (No Andy tampoco te vas a quedar tú, no flipes).

Un besazo enorme y disfruta de nuestro pequeño homenaje.




¡Te queremos!


Andy Roa y Lorena Burcat.

lunes, 18 de agosto de 2014

Love is a losing game.


Solo hay un juego al que por mucho que probemos nunca acabamos venciendo.

Un juego complicado en el que cada partida es volver a empezar. Regresar al punto inicial de salida. 

Un juego donde unos se comen una y cuentan veinte, otros van de oca en oca y tiro porque soy idiota y otros deciden quedarse eternamente perdiendo el turno.

Un juego arriesgado donde salir mal parado no es una opción viable. Lo es todo.

Un juego que engancha. Que crea una maldita adicción que nos hace sentir vivos. Hace que la adrenalina nos invada y que los pensamientos se nos nublen. Permite que la coherencia se diluya y que en nuestra mente se instale indefinidamente nuestra niña interior kamikaze.

Un juego que no entiende ni de edad, ni de sexo, ni de religión. Vayamos donde vayamos existe. Nos persigue como una pandemia que arrasa con todo lo que toca a su paso.

Un juego que siempre persistirá. Por mucho que intentemos huir de el. Por mucho que creamos que vamos un paso por delante. Que jugamos con ventaja. Creemos que por haberlo intentado tantas veces y perdido la gran mayoría lo controlamos. Seguramente este es el único juego en la vida con el que el dicho de " O se gana o se aprende" no cuenta. 

Un juego poderoso y que a pesar de que duela algo muy positivo ha de tener para que sigamos persistiendo y repitiendo hasta la extenuación. 

Porque el amor es el único juego que sabes que vas a perder de antemano y aun así sigues jugando.

Lorena Burcat.

viernes, 15 de agosto de 2014

Contigo.


Las cosas buenas de la vida ni se compran ni se venden. Se comparten.

Pero soy de las que ODIO, en mayúscula y en negrita, compartir la comida. Y ya no hablemos del postre. Más si es brownie de chocolate casero. Ni la cama. Demasiado agobio. Ni los atardeceres. A solas con un buen vino y un mejor libro. Rozando con la yema de los dedos la escurridiza arena de cualquier playa desierta.

Aunque contigo hago una excepción. Porque eres la excepción que confirma mi regla.

 Contigo compartiría el helado de chocolate en la playa. Un helado que se derretiría mientras me embeleso mirando la mezcla tan genuina del mar en el horizonte y el tacto de tu barba al besar mis hombros. Un helado a lametazos insinuantes que nos abriera el apetito de algo más salvaje.

Contigo compartiría la cama. Y aunque es verano y hace calor dormiríamos abrazados. Sudorosos tras un polvo descomunal. Compartiríamos sueños, miedos y frustraciones. Y eso significa mucho más que unos centímetros de sabanas.

Contigo compartiría los amaneceres tras prometedoras noches infinitas.

Así que sigo  pensando que contigo sería capaz de compartir las cosas buenas de la vida. Mis imprescindibles solitarios. Mis delirios más ocultos.  Contigo no habría reparo.

Y sin embargo aquí sigo. Viendo anochecer desde mi cama aferrándome a las galletas de chocolate como tabla de salvación con el mar como fondo de pantalla y contigo bien lejos de mí.


Lorena Burcat.

jueves, 14 de agosto de 2014

En tierra de nadie.


Dicen que al viajar te encuentras por contraste. Que crecer es aprender a despedirse. He cerrado tantas puertas y he abiertos tantos nuevos horizontes que ya no sé dónde me acuesto. Ni donde voy a descubrir mi nuevo destino. Sé que esto es solo una zona de paso más. Un lugar puente que conecta con mi próximo destino aún incierto.

Es fascinante cuán rápido me adapto a las nuevas emociones. A las calles que aunque parecen que siempre cuentan las mismas historias siempre te permiten descubrir significantes aventuras.

Me entristecía saber que podría seguir avanzando por las inmensidades de estas nuevas realidades pero que nunca tendría un punto de retorno. Un hogar al que volver y refugiarme. Cuatro paredes que se convirtieran en pilares donde fomentar mi libertad. Viajes que siempre tendrían destino de vuelta. Regresos placenteros que me ayudarían a dar un paso más allá. Porque pasará lo que pasará siempre estaría ahí para mí.

Me equivoque. Soberanamente. Había un pequeño detalle que no tuve en cuenta. Un minúsculo matiz que cambió el significado de aquel discurso ofuscado.  La realidad se tornó diferente cuando entendí que al final moriré en tierra de nadie.

Y a todos nos pasará lo mismo.

Porque no pertenecemos al nido en el que nacemos sino al cielo en el que aprendemos a volar.


Porque ahora sé que vaya donde vaya puedo construir mi hogar. Envejecer con el conocimiento de que cada atardecer es un refugio para el próximo despertar. Porque vayamos donde vayamos siempre nos tendremos a nosotros mismos. Y que pase lo que pase la luna es la misma en cualquier lugar. Y eso nos da la seguridad de que una nueva aventura esta por empezar. 

Lorena Burcat.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Un montón de nada.


Hay momentos que marcan un antes y un después en nuestro recorrido sin que seamos conscientes de ello. Instantes sin retroceso que nos permiten dar saltos equitativos a nuevas realidades. Hay noches memorables. Luego está la noche.

Aquella noche construimos las estrellas a base de  cálidas caricias. Les dimos vida. Las encendimos y las colgamos en el firmamento para que otros pudieran iluminar sus apasionantes veladas con ellas. Apagamos a besos nuestras preocupaciones. Nos deleitamos recorriendo todas las posibilidades de aquella habitación. Memorizando cada suspiro, cada gemido. Intentando que el tiempo se volviera impasible y no avanzara. Rogamos para que nuestros miedos se disiparan.

Sabíamos de antemano que era el final. Ninguno de los dos nos atrevíamos pero poco podíamos hacer por salvar el silencio sepulcral que se había instaurado en nuestras vidas. Las emociones empezaron a congelarse. A esfumarse. Sabíamos que habían opciones pero ninguno de los dos estuvo dispuesto a luchar por ello. Nos aferramos el uno al otro en un último viaje hasta el séptimo cielo. Ida y vuelta. Y entre lágrimas silenciadas caímos presos en manos de Morfeo.


Como siempre se nos pegaron las sabanas y llegamos tarde a nuestro particular apocalipsis. 

Y aquí estamos. Mirando al existencial vacío sin saber que hacer solamente rodeados de un montón de nada.

Lorena Burcat.

martes, 12 de agosto de 2014

A cámara lenta.


Hay días en el que todo sucede a cámara lenta. Nos movemos inconscientes repitiendo patrones ocultos. Revelando ante los ojos del mundo cuan preciado es el aire para nosotros.

Sin querer somos capaces de recrearnos en sonrisas de niños. Ilusionarnos en miradas perdidas. Siendo incapaces de ver la fingida alegría de aquellos que se marchan. De lo que emprenden un largo camino hacia lo desconocido siendo conscientes de que no regresaran. Y aun así lo hacen.

Se atreven con todo. A dejar aflorar sus sentimientos fuera de su área de control. Se permiten volver a empezar corriendo el riesgo de nunca acabar. Porque la vida en sí misma es una aventura sorprendente de la que hemos de disfrutar. Enroscarnos en avenidas sin salidas. Dirigiéndonos por carriles en contra sentido. Cediendo. Dejando que nuestra sensatez tome un respiro. Hacer una alto en el camino para contemplar el futuro destino. Replantearnos cuál va a ser el próximo paso. Permitirnos contemplar la realidad desde otro punto de vista. Sentirnos frágiles ante la inmensidad del universo y a la vez extremadamente poderosos. Poderosos de ser los únicos artífices de descubrir donde despertaremos mañana.

Porque las cosas que realmente merecen la pena vivir son las que te permiten que tus emociones se intensifiquen. Aquellas que hacen que la vida se detenga durante un instante para saborear cada nuevo recorrido. Aquellas que aun sin ser nuevas siguen sorprendiendo y maravillando.


Al fin y al cabo lo que realmente le da el valor a la vida es sentir que podemos abrazar la libertad. Permitirnos descansar en brazos de Morfeo y dejarnos llevar. Descubrirnos contemplando el milagro de los sueños en retroceso. Sabiendo que nada es imposible mientras estemos dispuestos a alcanzar velocidad a pesar de que vivamos en una carrera continua a cámara lenta.

Lorena Burcat.

lunes, 11 de agosto de 2014

Aprender.


La vida es sorprendente.

Molly había soñado con la noche perfecta. La velada redonda. Poco se podía escapar a su control. Estaba preparada. Lista. No iba a dilatar más la espera para enfrentarse a sus más temidos monstruos internos.

Le costó mucho más de lo que seguramente esté dispuesta a confesar llegar hasta ese preciso momento. Lo había hablado miles de millones de veces con sus amigas. Ser la víctima o la heroína de tu vida depende de una misma. Había decidido que tanto tiempo después iba a redireccionar su vida. El destino no está escrito en las estrellas.

No se equivocó. Bueno, nada aconteció según lo previsto. Pero sin duda aquella experiencia marco un antes y un después en su aventura.

Hay mucho cobarde suelto. Gente incapaz de reconocer sus emociones. Y mucho menos de expresarlas. Compartirlas. Es curioso cuan egoístas podemos volvernos por no enfrentarnos a nuestros miedos. Somos capaces de preferir que el otro acabe jodido y sin  respuestas. Jugar por no saber que opción escoger. Tratar de evadir nuestros problemas entre nubes de cenizas. Intentar descubrir la respuesta adecuada de rodillas. Cambiar de dirección en el último segundo haciendo que el otro se desoriente. Y todo por no ser sincero con uno mismo. Pero eso es una historia para otro día.

Sin duda de todas las opciones posibles. De todas las salidas a aquella noche esa no estaba prevista. Imposible calibrar aquello que va a pasar. Pero o se gana o se aprende.

Aquella noche Molly aprendió que el valor real de uno mismo solo nos lo podemos asignar nosotros. Nadie puede cuantificar lo que valemos. Porque somos la suma inexacta de todas nuestras historias. De todas nuestras batallas. Las vencidas y las aprendidas.

Entendió que lo importante es tomarnos los contratiempos con humor. Reírse de los problemas absurdos que se nos plantean en el recorrido. Afrontar con optimismo las adversidades que nos ayudan a crecer. Reconocer cuando el problema es nuestro o simplemente es una huida del otro.

Sintió que enfrentarse a nuestros miedos siempre tiene una recompensa positiva. Porque solo dando un paso más allá de nuestra amada zona de confort podemos encontrar el significado real de querernos.

La sensación de que por fin tienes el control real sobre tus acciones no tiene precio. Saber que a partir de ahora seguimos hacia adelante agradeciendo cada bache que nos ha permitido estar hoy contemplando este nuevo principio.

Pero lo más importante es que lo consiguió. Consiguió hacer una de las cosas más difíciles en la vida que es desaprender una creencia y aprender una completamente distinta. La lección más grande que aprendió fue que los hombres son buenos.


Lorena Burcat.