lunes, 4 de agosto de 2014

Diez.


En diez días las cosas pueden cambiar asombrosamente.





Resumir esta aventura de increíblemente divertida, sorprendente y única seria quedarnos cortas. Ni por casualidad podría haberme imaginado que la complicidad y las risas fueran las fieles acompañantes en esta inolvidable experiencia.

Me alegro hasta al infinito de haber podido compartir estas delirantes historias a tu lado. De que hayas sido cómplice de principios con finales inciertos. Pero estoy dispuesta a averiguarlo. A ir hasta el límite y cruzar la frontera. Salir de la zona de confort, enfrentarme a mis miedos y vencerlos. Gracias por darme de la mano  y ayudarme a saltar al vacío. Parece que la caída no es tan dolorosa. Creo que incluso la podría calificar de placentera. Tú ya sabes.

En estos últimos días nos hemos planteado la casa de fin de semana con vistas al mar en un increíble pueblo costero inglés. El hombre de nuestras vidas. Un tanto confuso. Demasiado queremos en un mismo cuerpo. Pero lo conseguiremos. Existe. Solo hace falta encontrarlo. Y en ello estamos.

El futuro siempre ha sido incierto, pero nos hemos salido con la nuestra. Y va a seguir siendo así. Porque somos realmente buenas, nos lo estamos ganado a pulso y nos lo merecemos. Por eso, disfrutemos del camino y no tengamos miedo a cambiar de ruta. El destino es claro y contundente y vale la pena arriesgar por él.

Gracias por estos días a mi lado. Por permitirme ver una faceta más tuya que me ha fascinado. Siempre has sido un referente para mí en muchos aspectos y ahora un poco más. Sé que he sido un tanto pesada y monotema, la ocasión lo requiere. Gracias por hacerme sentir que tengo una hermana mayor de corazón con la que puedo contar para lanzarme al vacío y resolver mis dudas infinitas.

Nos vemos muy pronto. Esta vez en nuestra ciudad. En casa. En Barcelona.

Hasta entonces se feliz. Te quiero,


Lorena Burcat.

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