miércoles, 29 de octubre de 2014

A dos calles

Hoy estoy a dos calles.

Es absurdamente curioso cuanto puede cambiar una misma historia en cuestión de treinta segundos. La diferencia de arreglarte e ir o quedarte en casa con las chicas mientras la tormenta se cierne sobre Bradninch. El cambio que hubiera supuesto encontrar un taxi aquella mañana que me llevara hasta sus brazos. Cuan diferente sería la historia si yo me hubiera creído, aunque hubiera sido un instante, que de verdad le gustaba. Que por fin para alguien no era un estúpido juego más. Pedía algo que marcara la diferencia y cuando lo encontré fracasé por asumir que eso tan maravilloso no me podía estar ocurriendo a mí.

Esta noche está siendo una gran noche. La casa está a rebosar, las risas y las botellas se multiplican y se vacían estrepitosamente. Todo el mundo parece estar divirtiéndose y yo solo me puedo centrar en la ausencia de alguien que hace cuatro meses ni existía y que a día de hoy ha desaparecido dejando un rastro de resentimiento y culpabilidad. Todo por no querer apostar, no fuera que mi orgullo quedara magullado durante el transcurso.


Hoy estás a dos calles de mí, y te siento demasiado lejos. A este lado del parque todo me sigue pareciendo monótonamente gris.

Lorena Burcat.

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