martes, 7 de octubre de 2014

Verdades a medias


Ocultar verdades es como tener las medias con carreras. Crees que no se harán más grandes. Sabes que están ahí pero intentas disimular, no hay tiempo para cambiarlas por otras. Solo podemos rezar porque nadie se dé cuenta y si nos las acaban viendo esperemos que con una media sonrisa se pueda solventar. No mentimos pero es igual de dañino decir la verdad a medias, con la boca bien pequeña y mirando hacia otro lado.  Acabamos cayendo en una carrera a contrarreloj de obstáculos e incertidumbres. De sentimientos agolpados que necesitan salir a la luz. Emociones contradictorias que amenazan con estallar en cualquier momento.

Sabía que tu adiós escondía un hasta luego. Deseaba que fuera fruto de mi imaginación. Intentaba creer que el día que cerrarías tras de ti la puerta te marcharías para siempre. Suplicaba para mis adentros que con tu último portazo te llevaras los miedos y las angustias. No sabría marcharme pero si aprendía seria para no regresar. Con tu último beso no  tuve en cuenta que te fuiste sin ser echado, por lo tanto regresarías sin previo aviso y sin pedir permiso.

Y volver, por el simple hecho de echar de menos irse. Por recordar lo que fue y no quisimos continuar. Decías que empezar de cero no era suficiente. Quizás fuera cierto. Pero por el simple hecho de que nunca nos permitimos acabar como para plantearnos un nuevo principio.

Siento la necesidad de escupirte a la cara todas las verdades silenciadas por el miedo a perderte. A que contigo se fuera un pedazo de mí y no lo pudiese recuperar jamás. Perderte el miedo y explicarte que ahora soy yo  la que cambio de casa para que no puedas encontrar de nuevo la puerta por la que amenazas salir y dejar otra vez mi vida hecha trizas.

Crecer es aprender a despedirse. Así que gracias y hasta siempre.

Lorena Burcat.





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