Hay días que suponen un antes y
un después. Cambios imprevistos que hacen que nos demos cuenta del valor real de
tener personas que nos apoyan y nos valoran. Saber que el camino se puede
volver tosco y peligroso pero siempre habrá alguien dispuesto a darte la mano y
a ayudarte a continuar.
Hoy es de esos días que
aparentemente todo esta genial, pero en el fondo necesitas un abrazo, aunque sea
a distancia, y que te digan que todo va a salir bien. Pero todo saldrá bien a
expensas de nuestro trabajo, ilusión y pasión. Creer que lo valemos es el
primer paso para conseguir aquello que nos propongamos, pero las oportunidades no vendrán a llamar a
nuestra puerta por muy idóneos que seamos para ellas.
Hay que ser capaz de crear
nuestras propias oportunidades. Ser los constructores de nuestro propio camino
de baldosas amarillas hasta llegar al destino preestablecido. No debe ser fácil,
yo apenas estoy empezando a trazar el recorrido, pero es fundamental para
llegar. Seguramente durante el trayecto viviremos aventuras extraordinarias que
poco podíamos imaginar y permitirán que nuestros planes cambien ligera o drásticamente
pero eso es lo que hace realmente interesante la vida.
Hemos de abrazarnos a la idea del
punto final y trazar el recorrido entre los puntos que son necesarios ir
uniendo hasta conseguirlo. Puede parecer un mundo pero en el fondo todo es empezar.
Proponernos conseguirlo e ir a por ello. Si nos damos la oportunidad de
intentarlo veremos cómo sin darnos cuenta avanzamos a pasos agigantados hasta
conseguir nuestros sueños.
Pero lo fundamental, aquello que no podemos olvidar bajo ninguna circunstancia lo más importante es lo que aprendemos durante el camino para poder acabar
construyendo un nuevo principio cuando lleguemos a la meta.
Lorena Burcat.
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