Despertarse tras una espantosa e
intensa noche y al revisar el buzón de entrada del email sonreír como si me
hubiera tocado la lotería. Y en parte es así, tengo amigas que ni todo el oro
del mundo.
Porque hay mujeres que se ganan a
pulso convertirse en indispensable, inolvidables e irremplazables. No hay mejor
compañera de piso. De esas que con una mirada saben cuándo es momento de sacar
el repertorio para sacar sonrisas. Personas capaces de cambiar el enfoque, y
convertir los problemas en oportunidades. Errores que acaban convirtiéndose en
lecciones de vida.
Grabé a fuego y con sangre la sensación
tan gratificante de ver la felicidad en ojos ajenos. Porque aunque nos separen
los kilómetros los recuerdos siempre nos unirán. Porque hay cosas superiores a
las distancia, al tiempo y al olvido.
Será poco pero creo que valdrá el
café de estas navidades. Mucho que contar en poco tiempo. Habrá que empezar a
aprender a sintetizar, aunque sea como sea lo importante es la compañía, y
saber que a pesar de todo seguimos corriendo tras nuestros sueños hasta
alcanzarlos.
Gracias por recordarme que nunca
estamos solas. Nunca lo olvides. Yo también extraño esas pequeñas cosas tan
nuestras que marcan la diferencia.
I miss you.
Lorena Burcat.
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