miércoles, 8 de octubre de 2014

Levitando.


 Me paso el día entre meditando y levitando. Escribiendo. Buscando hallar el punto medio entre la razón y el corazón. El instante exacto en el que ponga los pies en el suelo y dejándome llevar pueda sentir la verdad de toda esta historia que parece ser un principio sin fin. Una continuidad en bucle.

Me siento cohibida. Intento recapacitar. Siento que a veces pierdo el sentido y me siento tuya, y recuerdo que las personas no se poseen, simplemente te ganas el privilegio de que alguien este a tu lado. Nada más. Pero entonces llegas tú y con un simple roce me haces suspirar. Los días dejan de pasar, de pesar y empieza la cuenta atrás hasta levitar.

Intento meditar cual es la solución a este enfrentamiento  sin sentido. Esta discordancia de sentimientos. Asimilar que esto también pasa. Que el sentido de la vida reside exactamente en el punto inconexo que hay entre lo que queremos y lo que debemos.

Si dijera que llevo tres noches en vela poco me equivocaría. Hago y deshago mil teorías. Las ordeno en listas absurdas y un tanto inservibles. Desde las más descabelladas hasta las más coherentes. De las probabilidades que existen. Me asombro de lo absurda que me pongo haciendo listas, intentando encontrar el punto donde la balanza se decanta.


Pensándolo en frío y antes de que me vuelvas a calentar y que las ideas se me empañen será mejor que nos alejemos. Que tomemos distancia. Un punto y aparte. Un despedida que compense las lágrimas que las consecuencias acarrearan. Un hasta luego hasta esta noche. Porque mi gata interna al aparecer la luna hace de la suyas y vuelve para remover mis emociones y hacer que levite mientras tú me deleitas aunque sea con mentiras camufladas en caricias.

Lorena Burcat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario