viernes, 10 de octubre de 2014

Deudas infinitas.


Supongo que siempre te lo deberé. De una forma u otra me permitiste vivir una historia que hasta entonces solo me había atrevido a soñar. Me diste un billete de ida a lo desconocido. Abriste mi apetito de lo prohibido. Me descubriste la verdadera sensación de querer descubrir que sucederá hasta llegar a mañana.

El problema es que estaba tan emocionada que no me pare a leer la letra pequeña de nuestro contrato verbal. No fui consciente de que el billete de regreso lo debía abonar yo. Tampoco supe ver el alto precio que iba a pagar por despegarme de tus brazos, olvidarme de tus caricias y hacer caso omiso a mis ganas locas de perderme al sur de tu ombligo. Créeme que ambas cosas sigo abonando su coste total a base de lágrimas, suspiro enlatados y noches de insomnio perturbador.

Siempre me advirtieron que si un día me daba por dar portazo a una historia previsiblemente de amor fuese consciente de que si me apetecía regresar quizás la puerta no se abriera o directamente hubiera desaparecido, y con ella cualquier ínfima oportunidad de contarte la verdad.

Verdad que ni yo a estas alturas he sabido encontrar.

Aun no se el propósito de querer regresar al punto inicial donde me di por vencida hace dos meses. Quiero creer que es para saldar la deuda. Aunque ignorándome en el momento que más vulnerable era creo que puedes darte por más que pagado. Por si acaso no es suficiente y nos encontramos en otra vida para compensar lo debido estaré esperando con un café en una mano y un par de buenas razones en la otra.


Lorena Burcat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario