Supongo que siempre te lo deberé.
De una forma u otra me permitiste vivir una historia que hasta entonces solo me
había atrevido a soñar. Me diste un billete de ida a lo desconocido. Abriste mi
apetito de lo prohibido. Me descubriste la verdadera sensación de querer descubrir
que sucederá hasta llegar a mañana.
El problema es que estaba tan
emocionada que no me pare a leer la letra pequeña de nuestro contrato verbal. No
fui consciente de que el billete de regreso lo debía abonar yo. Tampoco supe
ver el alto precio que iba a pagar por despegarme de tus brazos, olvidarme de
tus caricias y hacer caso omiso a mis ganas locas de perderme al sur de tu
ombligo. Créeme que ambas cosas sigo abonando su coste total a base de lágrimas,
suspiro enlatados y noches de insomnio perturbador.
Siempre me advirtieron que si un día
me daba por dar portazo a una historia previsiblemente de amor fuese consciente
de que si me apetecía regresar quizás la puerta no se abriera o directamente
hubiera desaparecido, y con ella cualquier ínfima oportunidad de contarte la
verdad.
Verdad que ni yo a estas alturas
he sabido encontrar.
Aun no se el propósito de querer
regresar al punto inicial donde me di por vencida hace dos meses. Quiero creer
que es para saldar la deuda. Aunque ignorándome en el momento que más
vulnerable era creo que puedes darte por más que pagado. Por si acaso no es
suficiente y nos encontramos en otra vida para compensar lo debido estaré
esperando con un café en una mano y un par de buenas razones en la otra.
Lorena Burcat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario