Me siento como si fuera una
adolescente marginada en un instituto americano. Esperando una invitación al
baile de graduación. Sin perder la fe de que llegarías. Que simplemente te
estaba costando un poco más de lo que yo entendía que era lo preestablecido. Hasta
el último momento podías aparecer. Lanzarte al vacío omitiendo los comentarios
ajenos. Construir la típica historia del popular y la invisible. Creía
encarecidamente que así tenía que ser. Era cuestión de tiempo, de confianza.
Compre el vestido, fui a la peluquería.
Aprendí a bailar. Incluso practique como besar delante del espejo. Recorrí paso
tras paso. Haciendo caso a las normas sociales. Adelantándome a los acontecimientos. Soñando
sin salir de mi habitación.
Y llego el día. Pero tú aun no
estabas. Suponía que lo que pasabas es que estabas creando tensión para que la petición
fuera más excitante. Inolvidable. Íbamos a vivir la noche más mágica de nuestra
vida. Un baile que servía de punto de inflexión entre la adolescencia y la
madurez.
Sentía que todo iba a cambiar. Así
que sin ti me apresure a llegar al instituto. Decidida a buscarte. A dejar que
me encontraras. A demostrarte que tus miedos eran absurdos. Que nos dejáramos
llevar. Que yo sentía lo mismo. Que todo era posible.
Mi cara al entrar en el recinto debió
de ser épica. Luces tenues, velas que calentaban el ambiente, globos en suspensión.
Y tú. En medio de la pista. Bailando pegado con la animadora rubia de 3B. Besándola
con pasión y ardor. Hipnotizándola con tu mirada penetrante mientras tus habilidosas
manos la hacían delirar.
Bien, pues creo que sí realmente
esto lo hubiera vivido sentiría lo mismo que ahora.
Vivimos obcecados que por que
queremos lo tendremos. Dando por hecho que si no ha ocurrido es porque no es el
momento. Que ya llegará-. Que tu aparecerás. Solo necesitas tiempo. Y al final
el tiempo se evapora mientras nuestra frustración aumenta.
Así que me voy a hacer un favor y
a olvidarme. De ti, de tus miradas que desarman, de tu sonrisa tentadora. Algún
día legara. ¿Quién? No lo sé. Pero lo que tengo que aprender es a ver la
realidad. Que contigo no se puede leer entre líneas. Eres directo .O estas o no. Así de sencillo.
A
veces lo que no vemos es porque no existe. No se puede sacar de donde no hay.
Que aunque duela tu no estas. Esa es la realidad.
Lorena Burcat.
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