Una hoja en blanco siempre es inspiración.
Puertas abiertas a mundos paralelos desconocidos aún por descubrir. La imaginación desbordante siempre ha sido mi
punto fuerte. Recrearme en los puntos infinitos. En las posibilidades increíbles
de vivir aventuras surrealistas.
Todo es empezar. Dejar que las
palabras surjan. Escribir. Dejarme llevar. Al final las inconexiones en mi
mente acaban teniendo una coherencia plasmadas en un texto.
Hoy todo es blanco. No existen
bloqueos. Las musas no están dormidas. Simplemente no están. En su lugar hoy lo
ocupan sonrisas etéreas de las que me llevo alimentando todo el día. Acabar
muriendo de inanición. No conseguir dormir más de tres horas seguidas. Dicen
que hay un nombre concreto para eso. Hoy he decidido omitirlo. No pensar en
ello. Simplemente cerrar el cuaderno y mañana será otro día.
Dejemos de escribir no vaya a
acabar respondiendo cuestiones aun no formuladas. Pronunciando palabras que
hagan que pise el acelerador. Paso a paso. Piano piano.
Al final, durante la aventura es
mejor dejarse sorprender. Resolver las incógnitas a besos. Prohibiéndonos
pensar que vendrá después. El camino se recorre a tientas, tus manos sobre mi piel.
Lorena Burcat.
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