Hay días en los que te levantas eufórico.
Intentas recomponer toda la noche anterior a pedacitos. Trocito a trocito.
Intentando que todo encaje. Rastreando cual fue el detonante. Agradeces que
bebieras lo suficiente para soltarte pero no lo bastante como para que hoy
tengas lagunas que no puedas rellenar.
Recuerdas unos ojos claros, y
alguna que otra frase inconexa. Intentas omitir las preguntas de las que no
sabes si quieres conocer la verdadera respuesta. Que es lo que pasó. Cual fue
la ingeniosa mirada que cambió el rumbo de esta historia. Porque hoy la felicidad
se ha apoderado de ti. Te preguntas cuando los chicos buenos empezaron a ser la
mejor opción. En qué punto acabaste eligiendo sin saber ni el cómo ni el porqué.
Pasadas unas cuantas horas
pretendes darle una nueva perspectiva a la aventura. Intentando descifrar que es
lo que vendrá después. Pero es absurdo.
Nunca creí que las cosas
ocurrieran sin más. Que no pensar y dejarse llevar fuera una buena elección. Ni
tan siquiera lo daba como opción. Pero a veces la vida te sorprende y en cuestión
de minutos las prioridades cambian.
Quien sabe que pasará mañana.
Solo hay una forma de averiguarlo. Enfrentándonos al reto de las dudas
infinitas.
Lorena Burcat.
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