Aquí estamos. A punto de sucumbir a la
tentación. Aventurarnos a perder, solo por esta noche. Dejarnos llevar.
Aferrarnos al ideal de que lo bueno aún está por llegar.
Sacudir los miedos de no acertar con las
expectativas. De que el valor este demasiado en alza. No estar a la altura. O
pero, que acabes siendo un egoísta. En la cama. Que nos deje insatisfecha. Que
no cumpla. Que ni lo intente.
Y aun a sabiendas de que todo lo anterior
puede acontecer estar dispuestas a derrumbar los muros de contención a gritos.
Acabar cayendo. Rindiéndonos ante la evidencia. Derrotando la voz interior que
aseguraba que no íbamos a poder. Que las circunstancias y la presión iban a vencer.
Porque al final todo es empezar. Avanzar.
Y derrumbarnos de placer. Lujuria desmesurada. Que sea la incertidumbre del que
vendrá la que nos guíe. Aprender a tientas el camino. Recorriendo tu cuerpo a
mordiscos. Explorar cada centímetro. Aprender cual es el botón exacto de la
rendición. Acabar superando lo preestablecido. Haciendo saltar todas las
alarmas de emergencias habidas y por haber.
Mañana ya veremos que pasara. Ya
responderemos a las preguntas que hoy tanto tememos formular. Esta noche
gocemos hasta extasiarnos. Próximo destino, el Nirvana.
Lorena Burcat.
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