domingo, 6 de julio de 2014

Por los siguientes veintidós.

Un año más. Un año menos.





El tiempo se evapora. Se volatiliza cuando sabemos aprovecharlo. Cuando hacemos que las cartas que un día repartió el destino jueguen a nuestro favor. 

La distancia se reduce o se amplia. Depende del día. Depende de nuestro estado de ánimo.

Creo, que tras veintidós años a tu lado queda poco por decir. Simplemente sé que jamás me cansare de repetirte que GRACIAS. Gracias a mi prima pequeña aprendí el valor de la complicidad. Lo divertidas que pueden resultar las noches a la fresca en un diminuto pueblo al norte. La alegría de crecer en una gran familia. Entender y grabarnos a fuego el significado del amor incondicional. Saborear en nuestro propio paladar la magia de entendernos sin tan siquiera mediar palabra. Las magnitudes del ser agradecidos.

Un año más o un año menos. Todo varia. Depende de la perspectiva desde donde decidamos vivir la vida. Por eso sé que la distancia me enseña a disfrutar al máximo cada instante que puedo pasar a tu lado. Que cada abrazo cuenta como mil y que cada sonrisa se almacena para seguir hacia adelante cuando haya temporada baja y no haya viento que sople las velas para seguir avanzando.

Me fascina ver en la mujer tan genuina en la que te has convertido. Este año lo has logrado, te has graduado. Y no es algo que cualquiera pueda decir. Sé que es la primera de muchas alegrías que celebraremos.

Nos hacemos mayores y con el tiempo y el paso de los días las prioridades cambian. Pero jamás cambiara la prioridad de ver a mi prima pequeña ser feliz. Porque aunque solo son unos meses siempre me ha gustado ser la mayor. La responsabilidad que eso conlleva. Y aunque lo que se supone que una primar mayor te ha de enseñar, en nuestro caso, la mayoría de veces ha sido al revés es divertido vernos jugar entre bambalinas de este gran escenario que es la vida.

Sigue soñando. Fracasando. Levantándote y luchando. Porque solo persistiendo e ilusionándote el éxito puede llegar. Por todos estos años. Por los que quedan. Por los siguientes veintidós. Felicidades pequeña.

Te quiero,



Lorena Burriel Catalán.

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