Me gusta la gente que tiene sentido
propio. Que es coherente y consecuente. Aquellos que sabe lo que realmente
quieren y van a por ello. Los que se atreven. Los que arriesgan a perder suelen
acabar ganando.
En el mundo hay muchas clases de personas.
Pero creo que podríamos dividirlos en dos grandes grupos:
1. Las que fracasan hasta convertir la
derrota en victoria.
2. Las que una vez ganan no arriesgan por
miedo a caer.
Estos últimos se pasan la vida perdiendo.
Oportunidades. Aprendizajes. Y hasta a sí mismos.
Solo depende de uno mismo posicionarse en
un lugar u otro. No importa dónde nos encontramos ahora. Los que cuenta es
donde queremos levantarnos mañana.
Soñar es el motor de la vida. Planear es
hacer que al despertar los sueños tengan continuación. Duración. Prolongar la
sombra de lo que somos. Actuar hasta alcanzar aquello en lo que queremos
convertirnos.
Amarnos es el primer paso para sentirnos
en casa allá donde vayamos. Es sencillo.
Aunque si miramos a nuestro alrededor
solemos estar más interesados en protestar que en cambiar. Esperamos sentados a
que la sociedad cambie para mejorar. Pero como bien dijo Gandhi,
conviértete en el cambio que quieres ver en el mundo.
Creemos que el factor suerte es el que
decide. Pero como en el caso de la inspiración nos ha de encontrar
trabajando.
Lo que recibimos es el reflejo de lo que
damos. Somos espejos que tenemos aquello que proyectamos. Así que la próxima
vez antes de maldecir lo indecible plantéate en qué lugar quieres estar.
Porque querer es poder y cada nuevo día es
una nueva oportunidad para alcanzar la libertad.
Lorena Burcat.
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