jueves, 29 de mayo de 2014

El calor del hogar.


Y saber que estamos observando la misma luna hace que la distancia se reduzca. Duela menos. Sangre en silencio.


Porque hacer las maletas siempre es agradable. Nuevos aires, nuevas caras, nuevas historias. Ilusiones envasadas al vacío. Sonrisas que despiertan las ganas de comerte el mundo. Sueños sin estrenar dispuestos a echar a volar.
Y sabes que al hogar siempre podrás volver. Que reconocer que nos extrañamos no nos hace más débiles. Saber que puedo contar contigo contribuye a seguir caminando. Aun con lágrimas humedeciendo las pupilas. Los recuerdos son los mejores acompañantes en la vida.

Pero hemos de vigilar. Que las historias pasadas sirvan para aprender, para valorar quien eres. Quien vas a llegar a ser. Pero que nunca obstaculicen. Que dejen entrar los rayos de sol. Que caliente el corazón. Porque si crecer es aprender a despedirse, nunca deberíamos despedirnos de nosotros mismos.

Que huir no es una opción. Que no podemos librarnos de nuestra sombra. Así que es mejor aprender a crear un hogar en nuestro interior. Pues estemos donde estemos sentiremos el amor incondicional de los de casa.

Por eso en días de tormenta me gusta saber que estaréis haciendo lo mismo que yo. Tumbados en el sofá, cubiertos con la manta , comiendo palomitas dulces y viendo cualquier película absurdamente romántica. Hay cosas que me hacen sentir con vosotros. Saber que no importa la distancia. Que las cosas buenas nunca cambian.



Gracias por estar ahí aun sin estarlo.


Os quiero.

Lorena Burcat.


No hay comentarios:

Publicar un comentario