jueves, 8 de mayo de 2014

Nos lo debemos.


A veces nos ofuscamos tratando de abrir una puerta cerrada. De continuar por un camino sin salida. Un callejón sin retorno. Nuestra creencia es tan grande que somos incapaces de replantearnos que es lo que podría llegar a  valer lo suficiente como para continuar intentándolo hasta la extenuación.

Creer que algo no es para nosotros no justifica que nos cerremos en banda. Que debamos olvidar. Darnos por perdidos. A veces encontramos algo tan, tan bueno que somos incapaz de aceptar que es nuestra oportunidad.

Por eso preferimos seguir intentándolo con imposibles. Con puertas que no se abrirán. Y que sí algún día, por casualidad, se abrieran  lo único que encontraríamos sería una habitación vacía. A veces no creer en nuestras posibilidades hace que perdamos trenes realmente fascinantes.

Así que cuando encontremos una puerta cerrada quizás deberíamos buscar una ventana por la que salir. Porque la probabilidad de encontrar es proporcional a la ilusión con la que buscamos.

Sin riesgo no hay aventura. Y aunque sea cedámonos un fin de semana para no pensar. Para volar y derrumbar los muros de contención. 48 horas. Estoy convencida que si decidimos olvidarnos del tiempo perdido y bailamos encontraremos el improbable más satisfactorio jamás soñado.


Nos lo debemos.  Solo es necesario un instante para rozar la eternidad. 

Lorena Burcat.


No hay comentarios:

Publicar un comentario