Aun a tientas en la distancia
te sigo necesitando para respirar.
Cuando los días empiezan a ir a cámara lenta
me refugio en mis recuerdos. En nuestras historia en común. Avanzar entre la
multitud a ciegas. Dejándome llevar sin rumbo fijo. Ni falta que hacía, siempre
fue una grata aventura perderme entre tus entrañas.
Aterrizar en ti me emociona. Es
como verte por primera vez cada día. Los colores que te visten, los olores que
te envuelven. Puedes encontrarlos en cualquier lado pero nunca es igual. Porque
contigo siempre es más. Porque como las cosas que realmente valen la pena,
contigo todo empieza a media noche. Porque la magia ocurre en las alturas. Solo
hay que aventurarse a hacer equilibrio entre los tejados como un gato solitario.
Mi mejor promesa es a tus pies mi
ciudad.
La nostalgia me envuelve
recordando las noches de verano de garito en garito. Viendo el amanecer desde
la playa. Tu belleza al atardecer enamora a cualquiera. Me fascina ver a la
gente entrar y salir. Pasar. Soñar. Porque tú cambias a cualquiera. Una vez te
han probado no hay quien pueda resistirse.
A Roma siempre se ha de volver una segunda vez. Contigo eso es imposible,
porque una vez se entra una parte de nosotros nunca vuelve a salir y se queda eternamente iluminando
tus aceras. Eres las promesas y la pasión de ese primer amor de verano que
todos hemos vivido. Y que nos ha marcado.
Porque si París siempre será mi
amante pasajera, yo contigo quiero pasar toda la vida. Porque sí pudiera me
casaba contigo, Barcelona.
Lorena Burcat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario