Aunque mi memoria flaquee el tacto de tus dedos recorriendo mi piel sigue marcándome el camino de vuelta a casa.
Todo se ha convertido en
recuerdos inconexos. Borrosos. Aquella noche fue como si una bandada de aves
tropicales decidiera levantar el vuelo al mismo tiempo. Las
nubes dibujaban el devenir de futuras esdrujulas. Relatando un
futuro aún por definir. Sentí que desfallecía. Que tus brazos
eran mi perdición. Tu boca mi salvación.
Dicen que cuando nos
enamoramos sentimos mariposas revolotear en nuestro interior. Creo que dichas mariposas son fruto del despertar un domingo pos-resaca .La única cura posible es un atracón de chocolate. Aun así, esto fue
diferente. Fue más. Mucho más. Cuando nuestras miradas se cruzaron por primera
vez fue como estar zambullido en una danza exótica al filo del atardecer. Por mucho que estuviera dispuesta a aguantar al final
es absurdo no rendirse ante lo evidente.
Solo te
pido que a pesar de lo que te digan las nubes, no me dejes de salvar. Nunca.
Lorena Burcat.
Lorena Burcat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario