miércoles, 16 de abril de 2014

Hasta luego.


Y al filo del amanecer verte sonreír por última vez. Sinceramente odio tener que irme. Pero sé que no me perdonaría besarte una última vez. Las cosas no funcionan así. Atrasar lo inevitable no lo hace menos doloroso.

Ha sido una noche magnifica. Apoteósica. Te luciste. Nos salimos. Y aunque me niegue a reconocerlo estallé de placer al oírte susurrar un te quiero en medio del fragor de la batalla.  Y aunque fuera como consecuencia del alcohol y del estado de éxtasis en el que estábamos sumergidos fue suficiente para hacer saltar todas las alarmas.

Necesito huir. Salir corriendo. Y jamás regresar. Sé que antes de cerrar tu puerta me mirarás. Y lanzarás tu última sonrisa seductora. Es tu manera de suplicarme que me detenga. Que podemos volver a empezar. Que no debemos cambiar este magnífico despertar. Pero es tarde. Hace demasiado tiempo que voy a la deriva entre sentimientos encontrados.

Hay historias que deben morir ficticiamente para que en la realidad podamos pasar  página. Algunas acaban más dramáticamente que otras. Siento que nuestra historia se merece un hasta luego. Algún día nos volveremos a cruzar y espero que ya no me duela haber tenido que despedirme por los dos.


 Hasta entonces te ruego que me olvides. Que te alejes. Que no me creas. Que vuelvas.

Lorena Burcat.

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