Y al filo del amanecer verte sonreír
por última vez. Sinceramente odio tener que irme. Pero sé que no me perdonaría besarte
una última vez. Las cosas no funcionan así. Atrasar lo inevitable no lo hace
menos doloroso.
Ha sido una noche magnifica. Apoteósica.
Te luciste. Nos salimos. Y aunque me niegue a reconocerlo estallé de placer al oírte
susurrar un te quiero en medio del fragor de la batalla. Y aunque fuera como consecuencia del alcohol y
del estado de éxtasis en el que estábamos sumergidos fue suficiente para hacer
saltar todas las alarmas.
Necesito huir. Salir corriendo. Y
jamás regresar. Sé que antes de cerrar tu puerta me mirarás. Y lanzarás tu última
sonrisa seductora. Es tu manera de suplicarme que me detenga. Que podemos
volver a empezar. Que no debemos cambiar este magnífico despertar. Pero es
tarde. Hace demasiado tiempo que voy a la deriva entre sentimientos
encontrados.
Hay historias que deben morir
ficticiamente para que en la realidad podamos pasar página. Algunas acaban más dramáticamente
que otras. Siento que nuestra historia se merece un hasta luego. Algún día nos
volveremos a cruzar y espero que ya no me duela haber tenido que despedirme por
los dos.
Hasta entonces te ruego que me olvides. Que te
alejes. Que no me creas. Que vuelvas.
Lorena Burcat.
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