miércoles, 2 de abril de 2014

Emprender.


Emprender un nuevo vuelo. Sin saber dónde vamos a aterrizar.

Nos pasamos la vida en estaciones, paradas y aeropuertos. Yendo de un lado al otro. E intentando en el transcurso de lo posible entender cuál será el nuevo paso. Que designio tendremos para mañana. Cuál  sería la respuesta adecuada para cada una de tus sonrisas.

 Pero no queramos saber todo. Mantener un orden y un control hace que no nos podamos aventurar a sentir sin rechazar. Porque el intentar saber de qué pie nos levantaremos mañana solo hace que no disfrutemos del hoy.

Y hemos de aprender a luchar contra las adversidades. Disfrutando cuando el viento venga de cara. Aprender que vender nuestra alma al diablo por un billete solo de ida no cambiara nuestra suerte.

Porque la suerte es algo que se gana, se crea, se construye. Cada día. A base de sonrisas, sudor y actitud. Emprender un camino de nuevo, a ciegas. Y desaprender todos los principios para volver a ilusionarnos cada mañana. Sabiendo que si algún día nos perdemos en toda esta vorágine de sentimientos y emociones trastornadas solo necesitaremos cerrar los ojos y dejarnos llevar. Porque en el fondo de nuestro interior está grabado a fuego el camino de regreso al hogar.

Lorena Burcat.

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