Emprender un nuevo vuelo. Sin
saber dónde vamos a aterrizar.
Nos pasamos la vida en
estaciones, paradas y aeropuertos. Yendo de un lado al otro. E intentando en el
transcurso de lo posible entender cuál será el nuevo paso. Que designio
tendremos para mañana. Cuál sería la
respuesta adecuada para cada una de tus sonrisas.
Pero no queramos saber todo. Mantener un orden
y un control hace que no nos podamos aventurar a sentir sin rechazar. Porque el
intentar saber de qué pie nos levantaremos mañana solo hace que no disfrutemos
del hoy.
Y hemos de aprender a luchar
contra las adversidades. Disfrutando cuando el viento venga de cara. Aprender
que vender nuestra alma al diablo por un billete solo de ida no cambiara
nuestra suerte.
Porque la suerte es algo que se
gana, se crea, se construye. Cada día. A base de sonrisas, sudor y actitud.
Emprender un camino de nuevo, a ciegas. Y desaprender todos los principios para volver a ilusionarnos cada mañana. Sabiendo que si algún día nos perdemos en toda esta vorágine
de sentimientos y emociones trastornadas solo necesitaremos cerrar los ojos y
dejarnos llevar. Porque en el fondo de nuestro interior está grabado a fuego el
camino de regreso al hogar.
Lorena Burcat.
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