De pequeño Carlos siempre me decía
que de mayor iba a ser Superman. Que volar con una capa y salvar el mundo era
lo mejor que le podía pasar.
No creo que se equivocara. Pero
los héroes no solo existen en comics y películas de Marvel.
El mundo está lleno de personas extraordinarias.
Anónimos que arriman el hombro y aportan su granito de arena para contribuir en
las causas en las que creen. Personas implicadas en la evolución. Dispuestas a
marcar la diferencia. Gente que cree que la mejor manera de demostrar aquello
en lo que creemos es dejar que nuestros actos hablen por nosotros.
Pero aún queda mucho camino por
recorrer.
Hacen falta heroínas que
comprendan que no necesitamos de caballeros de brillante armadura para
sobreponernos de los baches a los que hacemos frente durante el transcurso del
recorrido. Machos que no se disfracen de héroes cuando en realidad siguen
siendo impostores que por falta de fe en ellos mismos necesitan de mujeres débiles
para engrandecer sus frágiles egos.
Vivimos en un mundo desigual. Nos
da miedo denunciar las injusticias por miedo a que a la larga eso se vuelva en
contra nuestra. Cierto es que poco a poco todo va cambiando. Pero quizás demasiado
despacio. Hay muchos hábitos cotidianos sexistas que inconscientemente van
remarcando una línea divisoria imaginaria entre mujeres y hombres.
Hoy he estado viendo el asombroso
discurso de Emma Watson en la ONU sobre el feminismo. El miedo que tenemos de
la palabra feminismo. La apología que se hace de ella. Y si, yo soy feminista y
no me avergüenzo de ello. Me parece reconfortante que personas con influencia
en la población apoyen la igualdad de condiciones y expandan el mensaje para
crear conciencia en la gente. El problema es que si aún nos asombran discursos
de esta índole es que algo muy mal estamos haciendo.
En un mundo cada vez más
globalizado las diferencias entre razas, religiones y sexos cada vez se están haciendo
más evidentes. Creando un distanciamiento que en el futuro será difícil de
unir.
Me sigue pareciendo inaudito el
hecho de que las mujeres seamos las primeras machistas. Que nosotras mismas nos
juzguemos las unas a las otras sin reparar en el hecho de que lo único que estamos
consiguiendo con nuestros actos es ralentizar nuestro crecimiento y
distanciarnos de conseguir el posicionamiento social que merecemos. O sea, el
mismo que el hombre. Debemos ser conscientes de nuestros valores. De la importancia
que implica vivir en una sociedad parcial, y que esto nos permita ayudarnos los
unos a los otros uniendo fuerzas con nuestras virtudes y ayudando a reducir
nuestros defectos.
El mundo necesita de héroes y heroínas
de carne y huesos dispuestos a creer y luchar por la igualdad. Al fin y al cabo
si nosotros no estamos convencidos de que todos podemos llegar al mismo lugar
sin importar de donde procedemos o si somos hombre o mujer la evolución no será
posible. Poco a poco iremos retrocediendo en el tiempo, entorpeciendo todos los
avances que tanto hemos logrado por conseguir.
Juntos somos capaces de marcar la
diferencia. De sobreponernos a las opresiones y a las reglas obsoletas que nos
encorsetan como sociedad y nos obligan a pensar de una manera un tanto retrograda.
Yo sigo luchando porque algún día
mis sobrinos en vez de Superman quieran ser enfermeros, abogadas, peluqueros o
astronautas dispuestos a ser los mejores y aportando su potencial en contribución
a una sociedad igualitaria, ya siendo amo de casa o espía del gobierno británico.
Porque solo con una educación basada
en principios y valores que nos inspiren a desarrollar todo nuestro potencial,
independientemente del sexo que seamos, podremos conseguir la libertad.
Lorena Burcat.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAntes que nada apuntar que no soy machista, ya que mi respuesta puede resultar "picajosa", pero hoy no le daré a un me gusta. Es cierto que en la historia la mujer ha sufrido una discriminación social muy importante donde se la ha infravalorado y tratado muchas veces como objeto de la vida del hombre, pero si algo nos ha enseñado el paso de los años y una mirada crítica a la sociedad es que siempre ha sido producto de la falta de educación y de ciertos comportamientos retrógrados heredados, en eso estoy de acuerdo contigo y también comparto el pensamiento que ninguna mujer debería depender nunca de hombre ya que son suficientemente capaces de realizar la misma labor, incluso de mejor manera dependiendo siempre de las capacidades del ser humano más que de la tarea. Sin embargo basando mi argumento en que ese comportamiento está inducido por patrón de conducta erróneo, sumado a que la escases de una cultura igualitaria es la que produce este comportamiento, creo realmente que el papel de la mujer en una sociedad desarrollada como la nuestra, no está para nada por debajo del de el hombre. Es cierto que el feminismo lo engloba a una visión mundial, donde no cabe negar que la mujer dependiendo de sus países, (menos desarrollados intelectualmente ya que hay algunos adinerados) sigue estando muchos pasos por detrás del hombre, y estoy muy de acuerdo de la defensa de esas personas, pero creo que es una situación muy diferente de la que se quiere vender desde las sociedades desarrolladas del feminismo. Ahora mismo no hace falta alejarse mucho para poder ver que en muchas situaciones utilizando el “recurso” igualdad, gran parte del feminismo radical lo que intenta no es simplemente conseguir una igualdad equitativa es conseguir poner a la mujer por encima del hombre. Tanto es así que ciertos comportamientos pasan a ser machistas hacia un lado, y “tu deber…” hacia el otro. Valoro mucho que la mujer sea autosuficiente y no me siento avergonzado como hombre de decir si una mujer es mil veces mejor que yo en algo, pero no me gusta ver que se utiliza un derecho que tiene toda mujer como excusa o como arma para conseguir no solo la igualdad sino conseguir revertir la situación. No existen héroes de armadura que maten al dragón y sean merecedores de reclamar la gloria, pero no debería haber tampoco una heroína que la reclame. Igualdad es ponerse juntos la armadura y salir al combate y cocinar más tarde la presa de la misma manera pero esto muchas veces se olvida y es precisamente por estas actitudes que mujeres que realmente buscan ese derecho innato que corresponde al sexo femenino no consiguen tener el eco suficiente lo que realmente es una noticia triste.
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