En una semana me voy a visitar mi
ciudad durante 48 horas. Muchos me preguntan si realmente merece la pena tanto
viaje para tan poco rato. Y la respuesta es un si rotundo. Cualquier cosa por
pasar unas horas en Barcelona.
Eso me ha hecho replantearme
cuantas cosas nos merecen la pena en la vida y para el resto son absurdeces.
Recuerdo hace un par de noches
que mientras cenaba con Teresa que me explicaba un caso de como una amiga suya
se había gastado una fortuna en una nueva bodega. Para mi puede ser un gasto inútil,
puesto que no bebo. Pero su ilusión de disfrutar en casa de su pasión podía con
el resto.
Hoy en el metro garabateando mi
agenda he acabado haciendo una lista de cosa que sin duda para mi merecen la
pena.
1. Despertarme
una hora antes de lo habitual para poder pasarme ese rato extra remoloneando en
la cama mientras me despierto leyendo un libro.
2. Viajar
horas en autobús hasta el pueblo de mi abuela solo por poder escuchar de nuevo
sus batallas mientras disfruto de las croquetas y del arroz con leche.
3. Invertir
todos mis ahorros en un viaje desafiante recorriendo a tientas alguna ciudad asiática.
4. Pasar
en vela un par de días por descubrir la cara B de Londres. Pocas cosas hay más
placenteras que disfrutar del Buckingham Palace desértico a las siete de la
mañana.
5. Cocinar
una tortilla de patatas pasadas medianoche solo por ver la cara de felicidad de
Mati.
6. Recorrer
1.140 Kilómetros solo para dar un abrazo a mis padres.
Al final la vida se construye de
pequeños placeres que conforman un todo. Detalles que al agruparse crean
situaciones realmente interesantes. Todos tenemos hábitos que nos merecen la
pena. Pasiones que nos ayudan a accionar el motor para seguir adelante.
Sinceramente creo que poco
seriamos si no tuviéramos nuestros peculiares incentivos que nos ayuda a seguir
creyendo que todo en esta vida merece la pena.
Lorena Burcat.
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